sábado, diciembre 12, 2015

Una campaña con imaginación




En un universo político pesado, incluso plúmbeo, como resulta ser el que se produce cada dos por tres en este país nuestro, encontrar en el centro neurálgico de Soria un partido político con imaginación, habrá que reconocer, por mucho que se quiera ignorar, que es de agradecer. (Disculpas por tantos infinitivos seguidos, pero vienen al pelo por eso de la subordinación). De la misma manera que también debe agradecerse el minuto de oro de Pablo Iglesias en el debate televisivo del pasado lunes. Hasta los lectores de El Mundo, sí, del periódico El Mundo digital, le dan ganador de un debate que no vi, pero si precisamente ese minuto.

Hace casi cincuenta años, cuando el Mayo del 68, ese evento francés en el que estuvieron todos los culturetas de nuestro país, aunque todavía no hubieran nacido, ya se gritaba eso de “La imaginación al poder”. Esa imaginación de los jóvenes de Podemos, unida a la sabiduría de quienes ya no son tan jóvenes, está dando como resultado una campaña alegre y atractiva. O sea, que a los eslóganes del 68 se le puede añadir una parte de la filosofía de Platón, veintitantos siglos atrás, El gobierno de los sabios, nada menos que en el siglo de Pericles, et voilà.

Así tenemos a mano unos pensamientos escritos en pequeños cuadrados de colores por el profesor Carmelo Romero: “Sólo no hay un futuro mejor cuando a una sociedad se le inculca y convence de que no lo hay”. “¿Acudirías a pirómanos para apagar fuegos? Para acabar con la corrupción ¿votarás a quienes la han fomentado?”. Junto a esto, los jóvenes, con Jorge Ramiro a la cabeza, han ideado una campaña en la que se derriban cubos de corrupción y otras lindezas; paneles donde todo el que quiera dibuja; un atril para que una niña, por ejemplo, pida no tener tantos deberes (como abuela lo apoyo); un panel con fotocopias de promesas hechas por políticos sorianísimos a lo largo de los años y, por supuesto, no cumplidas; o una comida de traje (traje lo que pude) donde comieron todos los que no trajeron, sin la garantía de que ese yantar se convierta en votos; o la rifa de un chorizo. O las conversaciones con Carmelo, en un reservado de Avalon. En fin, una sabia mixtura de conocimiento y juventud, sin que ello suponga que la juventud no pueda tener conocimientos ni que los sabios (sin bigote) no puedan ser y sentirse jóvenes.

Además de imaginación hay esfuerzo. La provincia recorrida, por pequeño que el pueblo sea. Hasta la presentación de la campaña tuvo su mensaje, fue el Torrearévalo, donde naciera Julián Sanz del Río, filósofo y pedagogo, hace ya doscientos años. Un pueblo donde quizá no duerman en invierno ni ocho almas (siempre que utilizo la metonimia alma por hombre recuerdo a Gógol y sus Almas muertas). Y recuerdo también, en esta campaña, a Delibes y al disputado voto de su Cayo. Un esfuerzo tremendo este que realiza la gente de Podemos y sin dinero, lo más difícil y lo más generoso de todo. Diré una vez más eso que le gusta tanto a mi amigo Nica, sin generosidad esta provincia no tiene futuro.