jueves, mayo 13, 2010

Cantània Balada del retorn




Cantània Balada del retorn
Compositor musical: Albert Grau
Texto: Rosa Regàs
Dirección Musical: Josep Prats y Elisenda Carrasco y Ribot

La mejor manera de formar a un pueblo es hacerlo desde la escuela. Esto lo entendieron muy bien los responsables del régimen franquista, y durante muchos años se emplearon en ello llevando a cabo un perfecto (casi) lavado de cerebro, propiciando varias generaciones perdidas.
Todavía, desde los sectores más reaccionarios de la sociedad, se pretende que nuestra reciente historia se mantenga sepultada –también en el sentido estricto en las cunetas- y, si acaso, cuando pasen dos siglos, ya la estudiarán nuestros tataranietos como hacen ahora con la Guerra de la Independencia.
En Catalunya nos encontramos con una actividad cultural modelo: 23.400 niños de toda la Comunidad, de tercero, cuarto, quinto y sexto de educación primaria, cantarán la “Balada del retorn”, composición musical de Albert Grau, con textos de Rosa Regàs y dirección musical de Josep Prats y Elisenda Carrasco i Ribot. Lo están haciendo durante el mes de mayo y se prolongará hasta junio, en el Auditori de Barcelona, y también en Caracas, Figueres, Granollers, Manresa, Mataró, Olot, Parla, Salamanca, Tarrasa, Valladolid, Vilafranca del Penedès y El Vendrell.
Se trata de una obra con instrumentistas, barítono, soprano y narrador, en la que los niños de distintos colegios de Cataluña, previa preparación en sus distintos centros educativos, se reúnen en el Auditorio para hacer posible un emocionante espectáculo de voz, música, luz y color, que rememora nuestro más reciente pasado.
La obra está dividida en varios apartados: Obertura, la Guerra Civil; quan va acabar la guerra; cançó de l’exili; cansants; cançó de l’esperança; cançó del record; cançó de la nostalgia; la segona guerra; cançó del mar; cançó de la nova terra; una casa per a tots; cançó del retorn; cançó de les dues culturas; som com som; y cançó d’un món millor.
Las letras de Rosa Regàs, adaptadas a la edad y comprensión de los niños, dan a conocer, a ellos fundamentalmente, las vicisitudes de una guerra que padecieron sus abuelos y bisabuelos, el drama del exilio, la añoranza de la tierra, el agradecimiento a la tierra de acogida y el retorno, en este caso:
“Que és bell el record/d’una llar encesa./Enyoro l’olor,/del blat, de l’estrella,/l´horitzó i el sol/de la meva terra”. (Qué bello es el recuerdo/de un hogar encendido./Añoro el olor/del trigo, de la estrella,/el horizonte y el sol/de mi tierra”). (Cançó del record).
“L’oceà és més blau/que el mar de Calella,/les ones més verdes/que les oliveras./La mirada es torba/amb tanta bellesa:/les gavines xisclen,/juguen els dofins,/el vaixell avança/cap a l´horitzó/obrint-se camins/pel mig de les ones./L’escuma murmura,/el vent li respon,/la lluna sospira/i després es pon”. (El océano es más azul/que el mar de Calella,/las olas más verdes/que los olivares./La mirada se turba/con tanta belleza:/las gaviotas chillan,/juegan los delfines,/el bajel avanza/hacia el horizonte/abriéndose caminos/por en medio de las olas./La espuma murmura,/el viento le responde,/la luna suspira/y después se pone”). (Cançó del mar).
Albert Grau, el compositor de la cantata, nació en Venezuela, de padres exiliados, y vivió directamente el mundo del exilio, y por referencias de sus mayores, la Guerra Civil. Debió padecer ese desgajo de la tierra paterna, por un lado, pero por otro agradecería, como se percibe en la Cantata, la acogida de Venezuela y los venezolanos. Un momento muy emocionante de la Cantata fue cuando el autor, presente entre el público, subió a saludar al escenario.
Esta composición es, además de lo dicho, una llamada a todos los niños catalanes para que comprendan que “somos lo que somos porque somos la mezcla de muchas culturas y civilizaciones desde que los tiempos son tiempos. Somos como somos y somos lo que somos porque desde la antigüedad llevamos en nosotros la sangre de griegos y romanos, fenicios y hebreos, godos y árabes, italianos y americanos…”.
El pasado once de mayo, a las 11,30, en un auditorio lleno, hicieron la Cantània Balada del retorn, niños de los colegios Zer Serra d’Ancosa, de Mediona; Escola Alfonso XIII, de Molins de Rei; Escola Àngel Guimerà, de Pallejà; Escola Barrufet, Barcelona; Escola El Cucurull, Roda de Barà; Escola Brasil, Barcelona; Escola Estel, Sabadell; Escola Galileo Galilei, El Prat de Llobregat; Escola Joaquim Ruyra, Barcelona; Col.legi L’Estel, Hospitalet de Llobregat; Escola Salesiana Mare de Déu dels Dolors, Sant Boi de Llobregat; Escola Mediterrània, Cornellà de Llobregat; Escola Pere Calders, Polinyà; Escola Perú, Barcelona; Col.legi President Salvans, Terrassa; Escola Sadako, Barcelona; Escola Seat, Barcelona; Escola Torres Jonama, Palafrugell; Escola TresFonts, Barcelona.
Instrumentistas: Marina Comas/Joan Pons, flauta. Gonzalo Àlvarez/Josep Antoni Casado, trompeta. Ernesto Briceño/Lluna Aragón, violín. Oriol Aymamí/Núria Padrós, violencelo. Marc Casas/Núria Andorrà, tímpano. Antonio Sánchez/Angelo Manhenzane, percusión latina. Elies Benito/David Pastor, barítonos. María Escobar/Christina Koch, sopranos. Gonzalo Grau, piano, teclado e instrumentos latinos. Cristina Cervià/Teresa Soler, narradoras. Ignasi Tomàs, director de escena. Kim Gratacòs, diseño máscaras. Ilustraciones: alumnos de la escuela de Santa Teresa de Lisieux de Barcelona. Roser Queralt (maestra de música). María Fuster, Emilia Mora y Meritxell Torrella (maestras de plástica). Diseño gráfico: Ciadeideas.

lunes, mayo 03, 2010

MANIFIESTO 24 DE ABRIL DE 2010






Justicia no es sólo una palabra hermosa.
La justicia es una condición imprescindible de la dignidad humana.
La justicia es también calor, fraternidad, solidaridad con quienes han sufrido la
implacable injusticia del terror.
La sociedad civil ha salido esta tarde a la calle, en toda España, para asumir la causa de las víctimas del terror franquista, y para reivindicar la dignidad de los centenares de miles de hombres y mujeres que dieron su vida por la libertad y por la democracia de nuestro país.
Hoy, tantos años después, somos conscientes del precio que ellos pagaron para que podamos reunirnos libre y pacíficamente en esta plaza, en su nombre y en el de libertad, la justicia y la democracia.
Por encima de los tecnicismos, de las argucias legales y los laberintos jurídicos, queremos afirmar que hoy, una vez más, es la dignidad de las víctimas del franquismo lo que está en juego.
Las consecuencias de un proceso que, en democracia, ensucia su memoria, desprecia el dolor de sus hijos, de sus nietos, y condena las aspiraciones de justicia de cientos de miles de familias españolas, van mucho más allá del propio proceso.
Esta causa podría interpretarse, y así lo ha hecho la prensa extranjera, como una lamentable prueba de la minoría de edad de la democracia española, un estado que treinta y cinco años después de la desaparición del dictador, sigue
acusando los efectos del terror indiscriminado al que Francisco Franco recurrió
para tiranizar a los españoles durante cuatro interminables décadas.
Que diversas iniciativas judiciales de organizaciones de extrema derecha, hayan logrado paralizar la investigación de los crímenes del franquismo, representa un escándalo sin precedentes en la historia reciente de nuestro país, que repugna a la naturaleza esencial de los principios democráticos y nos devuelve a la noche oscura de los asesinos.
Nadie puede ignorar que los 113.000 cadáveres que, todavía hoy, siguen enterrados en cunetas y descampados, son la prueba de un proceso de exterminio sistemático de una parte de la población, que sólo puede entenderse como un crimen contra la Humanidad.
Nadie puede admitir que el deseo de los hijos y los nietos, de las viudas que quieren recuperar los restos de sus seres queridos, para devolverles la dignidad que les arrebató una muerte injusta y reivindicar la memoria de su lucha por la libertad y por la democracia, pueda ser objeto de delito.
Nadie puede siquiera comprender que un estado democrático impute un delito
de prevaricación a un juez que ha asumido los principios de verdad, justicia y reparación de las víctimas, por aplicar en España la doctrina del Derecho Penal
Internacional que, hace unos años, le permitió actuar contra crímenes semejantes cometidos en países como Argentina o Chile.
Los crímenes contra la Humanidad no pueden ser amnistiados y no prescriben
jamás.
La ley de Amnistía de 1977, preconstitucional, no puede prevalecer sobre la propia Constitución, ni sobre los tratados y acuerdos internacionales suscritos por nuestro país en materia de Derechos Humanos.
España no puede continuar siendo una excepción para la Justicia española.
Hoy, en esta tarde de abril, la sociedad civil está en la calle para reivindicar la madurez de nuestra democracia y para hacer suya la causa de las víctimas del franquismo. El impulso democrático que desembocó en la aprobación parlamentaria de la Ley de Memoria Histórica debe continuar, y profundizarse para impedir que en el futuro se reproduzcan hechos tan vergonzosos como el
auto del juez Varela.
En solidaridad con las víctimas, por la justicia universal y la dignidad democrática de España:

¡No a la impunidad!
¡Investigar los crímenes del franquismo no es delito!