sábado, diciembre 04, 2010

Los controladores para sicarios antisistema

Ya se ha visto que el hecho de militarizar a los controladores aéreos no ha surtido ningún efecto, vamos que no se han puesto a temblar ni nada, lo que nos indica que, por fortuna, el Ejército no pinta nada en cuestiones civiles. Ya veremos lo del estado de alarma, aunque creo que tampoco ha empezado a temblar el colectivo en cuestión.
Espero que, al menos, todo este zarandeo social sirva para que a los controladores les apliquen la ley antiterrorista, acorde con su actitud de secuestro a trescientos mil ciudadanos, perjuicios económicos a varios sectores de la actividad laboral de este país y chantaje al Estado. Por muchísimo menos la aplican a otros.
Escrito lo anterior desde la perspectiva del sistema que nos invade desde la época de Carolo. Pero esto me lleva a otras reflexiones. Primera, que la crisis ha de llegar, está visto, dado el número de perjudicados sólo en los aeropuertos, más los que se lanzan a las carreteras pese al mal tiempo, y los que viajan en trenes y autocares, que no ha llegado aún.
Y segunda, que cuando de una vez queramos de verdad tumbar a este sistema, nada de grupos quemando contenedores en las Ramblas de Barcelona, ni de okupas por los barrios madrileños, directamente se contrata al colectivo de controladores, como sicarios, ojo, porque a estos eso de la solidaridad obrera no les suena, y previo pago de su importe, caro, muy caro, se cargan el sistema en un mes.
Así que los grupos antisistema tienen que ir pensando en tenerlos en nómina.

domingo, noviembre 21, 2010

Sostener Soria



Cuando algún miembro de la familia enferma, todos acuden a cuidarlo y mimarlo dejando de lado las rencillas. Seguro que el cariño cura más y mejor que cualquier medicina al uso. La familia también está presta cuando, como en los tiempos que nos están tocando vivir, algún miembro de ella se ve abocado a situaciones de crisis que hacen imposible seguir adelante con el bienestar y la despreocupación que se había vivido en los últimos años.
Soria, nuestra provincia, lleva muchos años padeciendo esa crisis, al igual que gran parte del mundo rural. La estupidez humana, que es mucha y crece, unida al desconocimiento de la tierra y los montes, ha ido vaciando de humanidad el mundo rural, auténtico y fundamental, y sobre poblando las ciudades hasta convertirlas en lugares inhabitables y ficticios, donde todo se sucede sin ton ni son. La tendencia, en algún momento, tendrá que cambiar. Pero mientras esto sucede, emociona comprobar los esfuerzos de algunas personas que han decidido continuar en Soria y sus tierras, para sostenerla y cuidarla mientras las tendencias y las modas dan la vuelta.
Olvidada por los políticos nacionales, esos que cuentan votos y no personas, algo por otro lado legítimo y entendible desde el punto de vista de acudir a donde hay más demanda, en detrimento de pequeñas comunidades, aunque estas acaben definitivamente muriendo, los políticos locales, esos que no vemos como tales, sino como gestores cercanos, se esfuerzan en colocar tiritas sin parar en las heridas de cañones, y hasta se enfrentan, como recientemente hizo el alcalde de Soria, a su propio partido, que deja a la provincia empantanada con unas obras que, todo hay que decirlo, tal vez no hubiera sido necesario que se empezaran nunca.
Pese a algunas voces disonantes, me gusta ver los esfuerzos que cada uno, desde su parcela, hace para cuidar la provincia. Los ecologistas tratan de que no se considere algo perdido y cada uno haga su agosto al grito de ya no hay casi nadie y vale todo. Las asociaciones reivindicativas saliendo a la calle, caminando hacia atrás para llamar la atención. Los políticos cercanos, los gestores, con sus tiritas. El mundo de la cultura con sus quimeras. El científico luchando por la Dieta Mediterránea y por conseguir la sede en Soria. Los cocineros con sus setas. Hasta nosotras, recorriendo las tierras para dejar constancia de este baile, aquel guiso, la otra piedra que estaba y ya no está. Y que nadie piense que se recibe nada a cambio, todos, o casi todos, trabajan gratis y por amor, si algún día llegaran los beneficios, los que han estado al pie del cañón ya no se enterarán.
La recorro frecuentemente, y lo que más me emociona son las personas que se han quedado, pese a todo, y morirán aquí sin plantearse por un momento que la ciudad les va a proporcionar más felicidad. Esos pequeños grupos humanos que permanecen en la fría sierra y cada año se esfuerzan por enseñar al que acude su danza recuperada, como sucedió ayer mismo, sábado, en Santa Cruz de Yanguas, mientras el alcalde tostaba migas y asaba chorizos para agasajar al visitante. O como el pastor Félix de Prado, a quien encontré en la cuneta de la carretera de Verguizas, rodeado de sus careas, cuidando sus cien ovejas –“tenía mil y las he vendido, me he quedado con estas para entretenerme”- cubierto con la manta a cuadros.  O como los que me voy a encontrar dentro de un rato en Aldealices, enseñando a aprovechar el acebo, uno de sus recursos.
Casi todos estamos atentos, sosteniendo a Soria y sus tierras. Se puede o no estar de acuerdo en la forma de hacerse, pero lo importante es hacerlo. Sé que algunos están en contra de estos remiendos, pero me parece que no hay otra solución. El borrón y cuenta nueva no funciona cuando de seres humanos que conforman una comunidad se trata. A nadie se le ocurre, cuando el familiar está enfermo, matarlo y hacer otro nuevo.
Por todo ello, y firmemente convencida de que, como dijo Camus, se ayuda más a un ser –a una colectividad- dándole una imagen buena de sí mismo que enfrentándole constantemente con sus defectos, he de desear que sigamos sosteniendo Soria más o menos como lo estamos haciendo.

domingo, octubre 31, 2010

Un penoso deber

Por Antonio Ruiz Vega

Últimamente me ha tocado hacer tres necrológicas casi seguidas (que recuerde: la de Dámaso Santos Amestoy, la de Ulises Blanco y la de José Antonio Labordeta), lo cuál, a mi edad, comienza a ser preocupante. Los antedichos eran mis amigos, pero también se mueren quienes no lo fueron. No es el caso de Miguel Moreno y Moreno, que acaba de fallecer. Quiero decir que no era mi enemigo, al menos no mi enemigo personal, aunque sí me declaro aquí y ahora enemigo de lo que representaba y de lo que fue en vida.
Puede que desde un punto de vista piadoso lo mejor sea callar ante una persona que ya no está entre nosotros y que, como todo el mundo, tendrá familiares, amigos, etc. que le aprecien y lloren. Pero es que Miguel Moreno y Moreno, además de una persona es un símbolo y es al símbolo al que yo ahora quiero referirme.
Quienes sufrimos la pasada dictadura le achacamos (aparte del retraso social, cultural y económico al que sometió al país) el envilecimiento espiritual de todo un pueblo. Las demás lacras, con el tiempo, han ido desapareciendo o nivelándose, pero la condición servil de los españoles continúa siendo la misma, aproximadamente.
Podríamos decir que Franco nos emasculó (a unos más que a otros) e implantó entre nosotro un espíritu de servidumbre voluntaria que no lleva camino de desaparecer. Decía Manuel Azaña que la libertad no hace mejor al hombre, lo hace, sencillamente, hombre. Por la misma razón su ausencia le impide serlo.
Cuarenta años de represión nos hicieron peores, nos hicieron acostumbrarnos a la humillación, nos ahormaron a los caprichos de la autoridad. Cambiaron nuestra condición taurina (a la manera que quería Miguel Hernández) por la ovina, que tanto lamentaba don José Ortega y Gasset.
Aquella época, de una mediocridad insufrible, no hubiera podido existir de no ser por toda una clase social que se encumbró y medró a la sombra del dictador. Aquello que se llamó –años después- el franquismo sociológico. Fue la complicidad de cientos de miles de personas la que permitió que el franquismo se extendiera y fuera interiorizado –como lo ha sido- por la masa social. Porque ninguna dictadura puede durar 40 años sólo por la fuerza. Incluso el mismo Franco (asesorado no sabemos por quien) llegó a decir que aspiraba no sólo a vencer, sino a convencer.
Y este “convencer” es quizá lo más ominoso de la dictadura, porque para conseguirlo tuvo que maniatar a la disidencia, abolir la libertad de expresión y dejar hablar sólo a los de su cuerda. Fue ese gota a gota de permeación totalitaria la que algunos llevaron a cabo durante años, décadas enteras. Mientras tanto los demócratas teníamos que callar y cuando nos atrevíamos a alzar la voz, se nos silenciaba por la fuerza. Así se fue creando una imagen, una idea de España que, en buena medida, sigue vigente.
Cuando otras dictaduras terminaron sus publicistas fueron a menudo ejecutados sólo por serlo (Rosenberg en Alemania, Brasillach o La Rochelle en Francia, y eso que eran grandes escritores). Aquí el dictador murió en la cama y sus adláteres pudieron reciclarse en demócratas sin que nadie les persiguiera ni molestara.
Que yo sepa pocos o ninguno pidió perdón por haber sido el vocero de los sayones.
Personas sin las que el franquismo no hubiera podido seguir existiendo y funcionando van a pasar a la historia como poco menos que adláteres de la democracia. Recordemos a Gabriel Cisneros del que ya nadie conoce su clara trayectoria fascista. Mientras los verdaderos demócratas sufríamos la violencia policial, la cárcel o la preterición social otros desarrollaron una carrera profesional exitosa.
Creo que decir esto era mi deber.

Antonio Ruiz Vega

miércoles, octubre 27, 2010

Impresentable Dragó



No seré yo quien de el título de su última publicación, porque lo que él necesita para que su ego siga engordando es publicidad. Su ego y el dinero que ello le proporciona, pues parece que Hacienda le sigue los pasos.
Alguien tendrá que repasar sus manifestaciones clasistas contra los obreros, los turistas y otros segmentos de la sociedad. Ahora, además, se declara pederasta y, por tanto, delincuente.
Este fantasma senil que es Dragó, debe ser puesto de una vez en su sitio, que no es otro que el olvido más absoluto.
Por cierto, recordar que desde hace unos quince años, es hijo adoptivo de Soria. Ya entonces tendrían que haberle nombrado hijo, pero con otro atributo detrás.

lunes, octubre 04, 2010

Jaén y Miguel Hernández

En un reciente viaje a Jaén con mi hermana Concha, visité el Departamento de Cultura de la Diputación Provincial, situado en un ala del palacio de Villadompardo, en el barrio de la Magdalena, a la entrada del cual pueden visitarse los baños árabes. Tenía interés en conseguir el número 5 extra de la revista Paraíso, editada en el año 2009. En ella aparece el artículo de Eduardo A. Salas,” ¿De quién son estos olivos? Presencias y experiencias jiennenses de Miguel Hernández”. Y me lo regaló una funcionaria cuyo nombre lamento no recordar.


Después de leer el artículo fui a visitar, con emoción, aquellos por los que había estado el poeta en su estancia en Jaén, donde por cierto llegó recién casado con Josefina Manresa, y no es arriesgado decir, conociendo la biografía de Hernández, que la época jiennense fue la única feliz de su vida personal, al menos de la que compartió con su esposa, porque la relación sentimental con Maruja Mallo creo que debería ser inscrita en la pasión por el descubrimiento del sexo, y la no confirmada con María Zambrano, en el deslumbramiento intelectual.


Josefina Manresa, pese a las diferencias culturales e ideológicas, debió ser su amor más profundo y sincero. Ella era la mujer sencilla –“Te me mueres de casta y de sencilla”- que el poeta deseaba para madre de sus hijos, obsesión esta de perpetuarse siempre presente en la corta vida de Miguel Hernández.


Cuando el poeta llegó a Jaén estaba en el esplendor y pujanza de sus veintisiete años. Hacía pocos que había descubierto su ideología política, después de varios años de moverse en ámbitos derechistas, ultraderechistas podría decir, que habría que achacar al ambiente levítico de la Orihuela de la época, y a la influencia de Ramón Sijé y el canónigo Almarcha. Esa fuerza de la juventud apasionada de Hernández –todo en él fue apasionado- se va a ver reflejada en sus artículos periodísticos en “La Voz del Frente”, editado por El Altavoz del Frente, en Jaén, y que Eduardo A. Salas, en la Revista Paraíso, relaciona hasta quince títulos. Esplendor y pujanza en la vida del poeta que acabarían con el final de la contienda.


Fue en Jaén donde el poeta escribió “Aceituneros”. Si se conoce esa provincia andaluza, no extrañará que un escritor, impresionado por la alfombra de olivos centenarios de tronco retorcido y gris, dedique a ellos unas líneas, o un libro entero. Miguel Hernández le hizo un poema, no a los olivos ni a los olivareros, si no, y como no podía ser de otro modo, a los aceituneros, -“decidme en el alma, ¿quién, quién levantó los olivos?”- a los hombres y a las mujeres que esperaban y esperan “la recogida de aceituna”, como casi únicos ingresos en la, entonces sobre todo, paupérrima economía familiar. Si un niño tenía dedos, ya podía ir a recoger la aceituna.


En Jaén, el matrimonio Hernández-Manresa, junto con otros, como el formado por el alcarreño José Herrera Aguilera “Petere”, y Carmen Soler, habitarían en un palacio confiscado a unos nobles. Me interesé por este edificio en un viaje anterior con Leonor, mi hija, y pregunté al Ayuntamiento de Jaén por él, vía e-mail. La respuesta llegó de Mari Carmen Pérez, arqueóloga municipal del ayuntamiento, en 2007. En él se me decía que la casona estaba sita en la calle Francisco Coello, 19, y “cuenta con un nivel de protección estructural según el Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Casco Histórico”. Me remitía a una publicación que no he podido conseguir hasta la fecha: “El viejo Jaén”, de Manuel López Pérez, editado en 2003 por la Obra Social de la Caja de Granada. Me copiaba textualmente el párrafo de ese libro dedicado a la casa donde vivió unos meses Miguel Hernández: "Tuvo aquí su casa el Marquesado de Villalta y luego de Blancohermoso. Una casa inmensa, con un primoroso patio acristalado, majestuosa escalera ennoblecida por la cruz procesional de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que allí se guardaba durante el año y un delicioso jardín aterrazado que volcaba sobre las calles linderas una catarata de rosas de pitiminí. Incautada en los agitados días de 1936, en ella vivió sus primeros días de recién casado -Marzo/Mayo de 1937- el poeta Miguel Hernández, que nos llegó en compañía de Josefina Manresa desde su Orihuela natal”.


Para mí, esta casa tiene otras connotaciones, por eso en el viaje de 2007 me gustó tanto encontrar la lápida en conmemoración de la estancia del poeta. Durante unos años residí en la de enfrente, concretamente en el número diez de la que por entonces denominábamos calle Llana, tal vez por ser la única de estas características en todo el barrio, perpendicular a todas las estrechas (esta también lo es) y empinadas que se dirigen desde la Catedral al barrio de la Alcantarilla.


En el número 10 se ubicaba por los años cincuenta y sesenta la Delegación de Trabajo, de la que mi abuelo materno era conserje, y en la parte alta vivían mis abuelos, y nosotros con mucha frecuencia. Esa casa, la del conserje, grande, con una terraza que daba a la torre de la Catedral, sigue siendo la casa de mi infancia, la de mis sueños frecuentes. Tenía un hermoso patio, después de unas anchas escaleras, donde mi abuela –pese a estar el patio rodeado de las oficinas de la Delegación- cuidaba macetas preciosas y con una de ellas, de cintas, gané un premio por el que me regalaron “Los cien mejores cuentos chinos”.


En el Colegio de las Teresianas, a cien metros de la calle Llana, estudié durante dos años, primero y segundo, el Bachillerato Elemental de la época, y en él también estudiaba la nieta de la entonces marquesa de Blancohermoso, mi vecina del número 19, la casa circunstancial del poeta. Yo, con matrícula gratuita por ser hija de la modista de las teresianas, ella con todos los honores, aunque en aquel colegio no había dos puertas, todas entrábamos por la misma. Era la época de las señoritas Stuick, Moreno, Esteban…


Concha y yo, con las primas Soler, Maricarmen y María Esperanza, fuimos a Jabalcuz, otro paraje de nuestra infancia, donde se acudía, en coche o caminando, a “tomar el fresco” las calurosas noches jiennenses. Allí, y pese a que en la infancia una se fija poco en lo que le rodea, y menos en los olores, se debía oler Andalucía entera, porque con el paso de los años, y al volver a aspirar lo que se aspiró en la infancia, se recuerda, curiosamente, pero se recuerda a la perfección aquel aroma de jazmines y dompedros que acompañó nuestros primeros años.


De aquel Jabalcuz de la infancia sólo quedan los jardines, bellísimos y muy cuidados, ahora propiedad del Ayuntamiento de Jaén, diseñados por el mismo que hizo una parte del parque del Retiro, en Madrid. Lo que fuera balneario está en ruinas. Alrededor de todo el conjunto se ha edificado una urbanización -¡cómo no!- Uno de los propietarios de este espacio –no recuerdo si el primero, o el que mandó construir el balneario- fue el jiennense José del Prado y Palacio, ministro primero, y alcalde de Madrid después, durante el reinado de Alfonso XIII, quien le concedería el marquesado de Rincón de San Ildefonso. Me gustaría creer que lo hiciera sobre el solar de los alrededores de la iglesia del mismo nombre.


Y allí estaba la alberca, a la entrada de los jardines, la misma alberca a la que mi madre nos impedía acercar, con el fondo de piedras y barro, la misma en la que se bañaba Miguel Hernández según el artículo de Eduardo A. Salas, porque quien conozca su biografía, sabe que el poeta siempre andaba buscando lugares donde bañarse.


La belleza de Jaén y de su entorno de sierras altas y afiladas, el camino hacia Jabalcuz, que discurre por la Fuente de la Peña, donde el poeta vería en los lavaderos protegidos por la peña que da nombre a la fuente, a las mujeres lavando esa ropa “donde las sábanas había de recobrar la blancura perdida en el transcurso de los sueños del hombre que trabaja, suda y lleva a la cama restos de barbecho, polvo de camino…” (recogido por Salas de “Compañera de nuestros días”, de Hernández), inspiraron al poeta Miguel Hernández poesías, artículos y obras de teatro, de gran compromiso social.











domingo, septiembre 19, 2010

La expulsión de los gitanos

Los pogromos soviéticos han pasado a la Historia como eso, precisamente, como un linchamiento de una etnia concreta, los judíos. Menos de un siglo después, en la civilizada y refinada Europa, se persiguió a los judíos, a los gitanos, y a grupos sociales sin mucha relevancia para la exquisita y ya por entonces decadente Europa. Y ese hecho terrible ha pasado a la Historia como lo que fue y que todos sabemos, o deberíamos saber.

Ahora se ha inventado el término “políticamente correcto”, por lo tanto a según qué hechos, o qué guerras, no se atreven a enunciar lo que subyace, aquello que ha sido la causa de ese hecho o esa guerra. Son otros tiempos y conviene maquillar la eczema, como venía a decir Camus.

El presidente de la República Francesa (¿alguien recuerda el nombre del primer ministro? Creo que Fillon, Fillol, o algo así), va a repatriar (expulsar antes de lo políticamente correcto) a gitanos búlgaros y rumanos, y dicen las encuestas, que el 65% de los franceses está de acuerdo con la decisión.

No sé si somos capaces de darnos cuenta de lo grave de esta decisión, de lo que puede desencadenar. Porque lo que subyace en ella es, ni más ni menos, que la corriente xenófoba y racista que hace ya años recorre Europa. Mejor sería decir que nunca ha dejado de estar presente en ella, si acaso, un continente espantado por lo sucedido durante 1942-1946, contuvo un poco la respiración y fue capaz de conmoverse. Después, los judíos se hicieron fuertes, crearon un Estado con el apoyo de sus correligionarios de EE.UU, y pasaron de ser víctimas a verdugos. Poco más podían hacer rodeados de enemigos.

Pero los gitanos no se han hecho fuertes todavía, no tienen un Estado, es más, son pobres, tremendamente pobres en su mayoría, y son nómadas, y tienen unas costumbres que no gustan a los refinados europeos de pisos de más cien metros, con sofases mullidos, tres televisiones, y con vistas, unas vistas que podrían dar, justamente, frente a las chabolas de los gitanos, y eso queda muy feo, no hace juego con los estores.

Los pobres molestan siempre, también esos que se cubren con cartones en las entradas de los metros, o en las cabinas bancarias, por eso, los muchachos fascistas los queman. Y es que Europa, y España especialmente, empezó la casa por el tejado, y sigue en él, sin preocuparse de los cimientos. Interesa mucho más inaugurar tramos de autovías, AVES, y demás obras faraónicas, que solucionar el problema terrible del hambre y la pobreza.

Así que los gitanos –y los pobres- se ven obligados a robar cobre, por ejemplo, que casualmente compran los payos. Otro tanto sucede con la droga que se vende en barrios infames por gitanos, pero que compran los payos y, a niveles de alturas manejan, naturalmente, los payos.

Todo esto que está sucediendo puede tener consecuencias terribles. La representante europea para estos temas dice ¡Basta ya!, y en lugar de apoyarla, cada Estado miembro pone el grito en el cielo y, haciendo lo políticamente correcto, o los que les interesa a cada cual, hacen causa común con Sarkozy.

Y me pregunta Leonor, mi hija, ¿para qué sirve Europa entonces si no puede moderar este asunto tan grave? Pues para moderar los temas económicos que son los que interesan, y no precisamente para solucionar los asuntos sociales desde la raíz. Y de paso, para debilitar a la Unión que juega a ser EE.UU.

viernes, septiembre 10, 2010

Por La Rioja Alavesa




Mi amigo Jaime del Huerto y yo hemos pasado un verano difícil. Él se rompió un huesecillo de la mano tratando de salvar a su perrita de las aguas del río Duero, y además está de obras en su casa. El mío –mi verano- ha estado acompañado de mis nietos en una casa de Quintana Redonda, y aunque lleno de risas y cariño, no ha dejado de ser algo complicado, por aquello de la fuerza incansable de los niños que choca con los años de los abuelos.

Antes de incorporarnos a nuestras respectivas obligaciones –o devociones- entre las que se cuenta un proyecto común sobre la Trashumancia, y tratando Jaime de huir de las fiestas de su pueblo –yo no me pude escapar de las de Quintana- fuimos el primer sábado de septiembre a la Rioja Alavesa. Magnífica tierra e impresionantes paisajes desde que se llega al Puerto de Piqueras y durante todo el viaje. La Sierra de la Demanda mira todo desde arriba. El Ebro, río nuestro, soriano también, discurría majestuoso por la campiña.

Como Jaime es exquisito para todo, escogió la visita a unas bodegas de Briones donde, además de vino para degustar y comprar en una tienda como las que colocan a la salida de los monumentos, pudimos disfrutar de un magnífico museo dedicado al mundo del vino.

Francamente, y a primera vista, no las tenía todas conmigo. Como he dicho me parecía todo demasiado exquisito para tratarse de unas bodegas recias y contundentes, donde además había que solicitar con antelación fecha y hora para acceder a ellas. Por esta vez no se cumplió aquel dicho de que la primera impresión es la que vale.

Lo verdaderamente interesante para mí fue el museo que lo llaman del vino, pero que podría llamarse también arqueológico, etnológico, costumbrista, o todo a la vez, porque de todo hay en aquellas cinco o seis magníficas y enormes salas, a las que habrá que volver, ya que resulta difícil verlo todo con el detenimiento que se merece en una sola visita.

Desde la Prehistoria hasta nuestros días, todo lo relacionado con el mundo del vino, y forzando las tuercas puede ser casi todo, está allí representado. Cerámica de todas las épocas de nuestra Historia, desde la tosca hallstática hasta la refinada y negra griega. Instaladas en una enorme sala, la colección de prensas es impresionante. Vimos algunas como la “prensa de lliura” de Sant Vicenç de Calders, Tarragona, por cierto construida con madera de Soria, la de Tarragona. Allí pueden verse las distintas fases del vino, desde las tierras donde crece la viña, hasta las botellas, decantadores, y sacacorchos de todas formas. Todo ello acompañado de audiovisuales y elementos didácticos.

La bodega está bajo tierra, en un círculo que exteriormente se halla amparado por la Sierra de Cantabria. Es moderna pero interesante. Esa noche tenía lugar en su interior con concierto. Allí catamos dos tipos de vino.

Desde allí nos dirigimos al pueblo de Briones, magnífica su plaza con casas solariegas de piedra y arcos de medio punto, y la airosa torre barroca de la iglesia. Buscábamos un establecimiento para comer. Y ahí empezó la parte menos buena de la excursión. Ni en ese pueblo ni en San Vicente de la Sonsierra, a tiro de piedra del primero, encontramos ninguno. Bueno uno, pero, naturalmente, estaba a rebosar. El resto estaban cerrados a cal y canto por vacaciones, en pleno verano, con un calor de justicia. Se nota que La Rioja ha sido la comunidad autónoma que más tiempo ha estado en el ranking de las que gozan de mejor nivel de vida.

Se iba haciendo tarde, de un sitio nos mandaban a otro, ni tan siquiera a esa hora podíamos encontrar una tienda abierta, hasta que nos enviaron a un pueblecillo encaramado sobre un alto, Rivas de Tereso, donde en un establecimiento de comidas, lleno también a rebosar, nos facilitaron una mesa junto al ventanal y pudimos comer.

Muy bien comimos, por cierto, servidos con amabilidad riojana. Patatas a la idem, pimientos rellenos, bacalao, y todo ello regado con un vino estupendo –el de la casa- de la cercana Haro. Y a la salida, saciado ya el apetito, encontramos un árbol con maduras y dulcísimas ciruelas claudias.

viernes, junio 18, 2010

La ocupación de las vías pecuarias




He de confesar que esta mañana he recibido con alegría la multa de 30.000 euros al Ayuntamiento de Abejar por urbanizar parte de la Cañada Real, según daba conocer Diario de Soria, en primera página y con letras bien grandes. Mi alegría no tiene nada de maldad, y lo siento por el Ayuntamiento de Abejar, que tal vez ignoraba la comisión de delito cuando urbanizó parte de la vía pecuaria para el polígono industrial y lo hizo a favor de ese pueblo industrioso y ejemplar.
Mi júbilo va por otro lado. Soy una enamorada de la trashumancia, sobre todo desde que en el último año investigo sobre esta antigua actividad, visitando Oncala y los pueblos de alrededor con frecuencia, hablando con antiguos trashumantes sobre su vida, dura y alejada de la familia, pero a la vez, como todo lo rural, auténtica, sin artificio.
En el año 1982, Emilio Ruiz Ruiz y Clemente Sáenz Ridruejo, publicaron en el número 64 de la revista Celtiberia un magnífico trabajo sobre la Cañada Oriental Soriana, cuyo trayecto hicieron, a pie a veces, y en todoterreno en general, entre la Sierra de Soria y el Valle de Alcudia.
Como ejemplo del estado en que se encontraba la vía, reproduciré algunos comentarios sobre los primeros sesenta o setenta kilómetros:
“En la Comarca de Almarza (…) un entorno casi estrictamente dedicado a la cabaña, se ha sustituido en gran parte por roturos, perdiéndose cercas, arbolado y praderíos”. “Entre Tera y Cubo de la Sierra ha cabaña ha sido disminuida por los colindantes; sus anchuras remanentes son de 20 a 40 metros”. “La soberbia umbría fluvial [en Garray] ha sido despojada, con toda suerte de talas, dragados e instalaciones. Tras Garray, en su término, la Galiana sólo conserva unos 20 metros. La concentración parcelaria ha borrado múltiples vestigios”. “Justo antes del cruce con la carretera Soria-Logroño (aproximadamente a 2,5 kilómetros de Soria) el pontón romano, una larga bóveda de unos 3 metros de alto y dos de ancho, ha sido invadida por un basurero. ¡Triste destino de las galianas!”. “La entrada a Soria de los ganados está degradada, habiendo sido además invadida por edificaciones”.
Las vías pecuarias no son propiedad de nadie, ni de ninguna administración, son, según el texto de la Ley 3/1995, “corredores ecológicos”, “legado histórico de interés capital, único en Europa”, etc. Las comunidades autónomas por donde discurren son las responsables de su cuidado. La roturación y edificación sobre ellas está considerado como falta muy grave y, además de la sanción, la ley obliga a reparar el daño causado.
Esto último, si se aplicara, obligaría a derruir cientos de viviendas en Soria capital. Sin necesidad de llegar a tanto, porque la ley 22/1974 era menos favorable a las galianas que la de 1995, y por ella se regirían durante veinte años, estas vías, como patrimonio que son del Estado y, por consiguiente de todos los españoles, han de ser protegidas de la insaciable avaricia (incluso en momentos de crisis) de los especuladores inmobiliarios y de agricultores olvidadizos con los límites de sus fincas. El hecho de que los rebaños apenas circulen en los últimos quince años por las cañadas, no significa que cualquiera se puede apropiar del patrimonio colectivo. A nadie se le ocurre llevarse a casa una columna del yacimiento de Numancia, sin saber que eso le puede costar hasta la cárcel.
Por eso me alegro de la multa, aunque espero que no tengan que hacerla efectiva y, por esta vez, se conformen con la reparación del daño causado. El toque de bolsillo es de los pocos que entendemos. Además, en este caso, sirve como ejemplo disuasorio.

jueves, mayo 13, 2010

Cantània Balada del retorn




Cantània Balada del retorn
Compositor musical: Albert Grau
Texto: Rosa Regàs
Dirección Musical: Josep Prats y Elisenda Carrasco y Ribot

La mejor manera de formar a un pueblo es hacerlo desde la escuela. Esto lo entendieron muy bien los responsables del régimen franquista, y durante muchos años se emplearon en ello llevando a cabo un perfecto (casi) lavado de cerebro, propiciando varias generaciones perdidas.
Todavía, desde los sectores más reaccionarios de la sociedad, se pretende que nuestra reciente historia se mantenga sepultada –también en el sentido estricto en las cunetas- y, si acaso, cuando pasen dos siglos, ya la estudiarán nuestros tataranietos como hacen ahora con la Guerra de la Independencia.
En Catalunya nos encontramos con una actividad cultural modelo: 23.400 niños de toda la Comunidad, de tercero, cuarto, quinto y sexto de educación primaria, cantarán la “Balada del retorn”, composición musical de Albert Grau, con textos de Rosa Regàs y dirección musical de Josep Prats y Elisenda Carrasco i Ribot. Lo están haciendo durante el mes de mayo y se prolongará hasta junio, en el Auditori de Barcelona, y también en Caracas, Figueres, Granollers, Manresa, Mataró, Olot, Parla, Salamanca, Tarrasa, Valladolid, Vilafranca del Penedès y El Vendrell.
Se trata de una obra con instrumentistas, barítono, soprano y narrador, en la que los niños de distintos colegios de Cataluña, previa preparación en sus distintos centros educativos, se reúnen en el Auditorio para hacer posible un emocionante espectáculo de voz, música, luz y color, que rememora nuestro más reciente pasado.
La obra está dividida en varios apartados: Obertura, la Guerra Civil; quan va acabar la guerra; cançó de l’exili; cansants; cançó de l’esperança; cançó del record; cançó de la nostalgia; la segona guerra; cançó del mar; cançó de la nova terra; una casa per a tots; cançó del retorn; cançó de les dues culturas; som com som; y cançó d’un món millor.
Las letras de Rosa Regàs, adaptadas a la edad y comprensión de los niños, dan a conocer, a ellos fundamentalmente, las vicisitudes de una guerra que padecieron sus abuelos y bisabuelos, el drama del exilio, la añoranza de la tierra, el agradecimiento a la tierra de acogida y el retorno, en este caso:
“Que és bell el record/d’una llar encesa./Enyoro l’olor,/del blat, de l’estrella,/l´horitzó i el sol/de la meva terra”. (Qué bello es el recuerdo/de un hogar encendido./Añoro el olor/del trigo, de la estrella,/el horizonte y el sol/de mi tierra”). (Cançó del record).
“L’oceà és més blau/que el mar de Calella,/les ones més verdes/que les oliveras./La mirada es torba/amb tanta bellesa:/les gavines xisclen,/juguen els dofins,/el vaixell avança/cap a l´horitzó/obrint-se camins/pel mig de les ones./L’escuma murmura,/el vent li respon,/la lluna sospira/i després es pon”. (El océano es más azul/que el mar de Calella,/las olas más verdes/que los olivares./La mirada se turba/con tanta belleza:/las gaviotas chillan,/juegan los delfines,/el bajel avanza/hacia el horizonte/abriéndose caminos/por en medio de las olas./La espuma murmura,/el viento le responde,/la luna suspira/y después se pone”). (Cançó del mar).
Albert Grau, el compositor de la cantata, nació en Venezuela, de padres exiliados, y vivió directamente el mundo del exilio, y por referencias de sus mayores, la Guerra Civil. Debió padecer ese desgajo de la tierra paterna, por un lado, pero por otro agradecería, como se percibe en la Cantata, la acogida de Venezuela y los venezolanos. Un momento muy emocionante de la Cantata fue cuando el autor, presente entre el público, subió a saludar al escenario.
Esta composición es, además de lo dicho, una llamada a todos los niños catalanes para que comprendan que “somos lo que somos porque somos la mezcla de muchas culturas y civilizaciones desde que los tiempos son tiempos. Somos como somos y somos lo que somos porque desde la antigüedad llevamos en nosotros la sangre de griegos y romanos, fenicios y hebreos, godos y árabes, italianos y americanos…”.
El pasado once de mayo, a las 11,30, en un auditorio lleno, hicieron la Cantània Balada del retorn, niños de los colegios Zer Serra d’Ancosa, de Mediona; Escola Alfonso XIII, de Molins de Rei; Escola Àngel Guimerà, de Pallejà; Escola Barrufet, Barcelona; Escola El Cucurull, Roda de Barà; Escola Brasil, Barcelona; Escola Estel, Sabadell; Escola Galileo Galilei, El Prat de Llobregat; Escola Joaquim Ruyra, Barcelona; Col.legi L’Estel, Hospitalet de Llobregat; Escola Salesiana Mare de Déu dels Dolors, Sant Boi de Llobregat; Escola Mediterrània, Cornellà de Llobregat; Escola Pere Calders, Polinyà; Escola Perú, Barcelona; Col.legi President Salvans, Terrassa; Escola Sadako, Barcelona; Escola Seat, Barcelona; Escola Torres Jonama, Palafrugell; Escola TresFonts, Barcelona.
Instrumentistas: Marina Comas/Joan Pons, flauta. Gonzalo Àlvarez/Josep Antoni Casado, trompeta. Ernesto Briceño/Lluna Aragón, violín. Oriol Aymamí/Núria Padrós, violencelo. Marc Casas/Núria Andorrà, tímpano. Antonio Sánchez/Angelo Manhenzane, percusión latina. Elies Benito/David Pastor, barítonos. María Escobar/Christina Koch, sopranos. Gonzalo Grau, piano, teclado e instrumentos latinos. Cristina Cervià/Teresa Soler, narradoras. Ignasi Tomàs, director de escena. Kim Gratacòs, diseño máscaras. Ilustraciones: alumnos de la escuela de Santa Teresa de Lisieux de Barcelona. Roser Queralt (maestra de música). María Fuster, Emilia Mora y Meritxell Torrella (maestras de plástica). Diseño gráfico: Ciadeideas.

lunes, mayo 03, 2010

MANIFIESTO 24 DE ABRIL DE 2010






Justicia no es sólo una palabra hermosa.
La justicia es una condición imprescindible de la dignidad humana.
La justicia es también calor, fraternidad, solidaridad con quienes han sufrido la
implacable injusticia del terror.
La sociedad civil ha salido esta tarde a la calle, en toda España, para asumir la causa de las víctimas del terror franquista, y para reivindicar la dignidad de los centenares de miles de hombres y mujeres que dieron su vida por la libertad y por la democracia de nuestro país.
Hoy, tantos años después, somos conscientes del precio que ellos pagaron para que podamos reunirnos libre y pacíficamente en esta plaza, en su nombre y en el de libertad, la justicia y la democracia.
Por encima de los tecnicismos, de las argucias legales y los laberintos jurídicos, queremos afirmar que hoy, una vez más, es la dignidad de las víctimas del franquismo lo que está en juego.
Las consecuencias de un proceso que, en democracia, ensucia su memoria, desprecia el dolor de sus hijos, de sus nietos, y condena las aspiraciones de justicia de cientos de miles de familias españolas, van mucho más allá del propio proceso.
Esta causa podría interpretarse, y así lo ha hecho la prensa extranjera, como una lamentable prueba de la minoría de edad de la democracia española, un estado que treinta y cinco años después de la desaparición del dictador, sigue
acusando los efectos del terror indiscriminado al que Francisco Franco recurrió
para tiranizar a los españoles durante cuatro interminables décadas.
Que diversas iniciativas judiciales de organizaciones de extrema derecha, hayan logrado paralizar la investigación de los crímenes del franquismo, representa un escándalo sin precedentes en la historia reciente de nuestro país, que repugna a la naturaleza esencial de los principios democráticos y nos devuelve a la noche oscura de los asesinos.
Nadie puede ignorar que los 113.000 cadáveres que, todavía hoy, siguen enterrados en cunetas y descampados, son la prueba de un proceso de exterminio sistemático de una parte de la población, que sólo puede entenderse como un crimen contra la Humanidad.
Nadie puede admitir que el deseo de los hijos y los nietos, de las viudas que quieren recuperar los restos de sus seres queridos, para devolverles la dignidad que les arrebató una muerte injusta y reivindicar la memoria de su lucha por la libertad y por la democracia, pueda ser objeto de delito.
Nadie puede siquiera comprender que un estado democrático impute un delito
de prevaricación a un juez que ha asumido los principios de verdad, justicia y reparación de las víctimas, por aplicar en España la doctrina del Derecho Penal
Internacional que, hace unos años, le permitió actuar contra crímenes semejantes cometidos en países como Argentina o Chile.
Los crímenes contra la Humanidad no pueden ser amnistiados y no prescriben
jamás.
La ley de Amnistía de 1977, preconstitucional, no puede prevalecer sobre la propia Constitución, ni sobre los tratados y acuerdos internacionales suscritos por nuestro país en materia de Derechos Humanos.
España no puede continuar siendo una excepción para la Justicia española.
Hoy, en esta tarde de abril, la sociedad civil está en la calle para reivindicar la madurez de nuestra democracia y para hacer suya la causa de las víctimas del franquismo. El impulso democrático que desembocó en la aprobación parlamentaria de la Ley de Memoria Histórica debe continuar, y profundizarse para impedir que en el futuro se reproduzcan hechos tan vergonzosos como el
auto del juez Varela.
En solidaridad con las víctimas, por la justicia universal y la dignidad democrática de España:

¡No a la impunidad!
¡Investigar los crímenes del franquismo no es delito!

domingo, abril 25, 2010

El apoyo popular a Garzón


Apoyo popular de “pueblo”, no del otro. Dice Mariano Rajoy que las manifestaciones de apoyo al juez Garzón son “brutales y antidemocráticas”, ya de paso, con esa incontinencia verbal que caracteriza a casi todos los políticos, pide que dimitan altos cargos socialistas por asistir al acto, y lo hace sin que se le estremezca la barba. De las de Falange, con sus banderas y sus gritos de “Con nuestros caídos no se juega”, no ha dicho nada.
No creo que nadie quiera jugar con los caídos por dios y por España, entre otras razones porque la mayoría de ellos no fueron por ideal alguno, sino porque les tocó en la rifa de las territorialidades y de los reemplazos, y los pobres jóvenes no llegaron a adultos por mor de las siniestras ambiciones de los botazas.
¿Son antidemocráticas estas manifestaciones solamente, o también lo son las que ha organizado el PP con la Iglesia y con el ultraderechista Alcaraz con el único fin de derrocar “democráticamente” al gobierno de Zapatero? Unas culturas han cometido, y comenten, todo tipo de tropelías en nombre de Dios, en cualquiera de sus apelativos, y ahora otras lo hacen en nombre de la todavía joven, y por ende, balbuceante democracia. Pero no caigamos en el “tú más” tan manido por tertulianos de la derechona, que por cierto arremeten contra jueces y policías que investigan la trama Gürtel.
En estos días que los medios están muy entretenidos con las pompas fúnebres de Samaranch, quien de joven llevaba una cruz gamada en la solapa, con toda la familia real presente, digamos unas palabras sobre el juez que ha admitido a trámite la querella contra Garzón, Adolfo Prego, padrino intelectual de Pío Moa, y nos daremos cuenta de lo independiente que es la Justicia en este país, y de lo discretos que son algunos jueces con sus particulares tendencias. Ex vocal del Consejo General del Poder Judicial, a propuesta del PP, y magistrado del Tribunal Supremo, concedió una entrevista a la Revista de la Hermandad del Valle de los Caídos, número 116, de septiembre de 2007.
En ella se manifiesta en contra del matrimonio homosexual, a favor de la objeción en materia de Educación para la Ciudadanía, en contra de la reforma del Estatut catalán y dice, en referencia a la Ley de Memoria Histórica que “la Historia debe estar en los libros de esa materia, y ahí es donde deben surgir los debates y las discusiones”.
¡A la Historia, asesinados en las cunetas!

viernes, marzo 26, 2010

El sentido patrimonial del Estado


Desde que hace dos meses no veo ni leo noticia alguna me siento mucho mejor. Aunque haga frío, voy a Tierras Altas de Soria a hablar con los trashumantes, todos mayores de ochenta años, y me olvido de los políticos, banqueros, y demás que han convertido este mundo en una pesadilla. Me comentan estos nobles pastores de la sierra la dureza de su vida cuando recorrían cientos de kilómetros con el ganado, la preocupación actual por la desaparición de las especies, el abandono de las aldeas, y yo les sugiero lo felices que deberían sentirse de que ningún político se fije en sus hábitats y les dejen vivir en paz.
Pero a veces, conduciendo a ochenta kilómetros por hora, el viaje se hace largo y se cae en la tentación de conectar la radio. O, ya en casa, de ver los titulares de los telediarios. O de conectarse a noticias en internet. Y vuelve la zozobra y la angustia al comprobar lo fácil que podría ser todo y lo difícil que lo hacen aquellos que deberían velar precisamente por lo contrario.
Y es que el caso del juez Baltasar Garzón hace saltar hasta a los muertos de las cunetas. A mí también me ha parecido el juez Garzón estrella en exceso, pero habrá que reflexionar sobre ello, aunque sea un instante, y decir que de eso tienen la culpa los medios de comunicación. ¡Cuánto daño están haciendo los medios! Y no me refiero a los pobres periodistas mileuristas, que comienzan su carrera con toda la ilusión del mundo, hasta darse cuenta de la mierda que hay dentro. Ni tampoco a los medios de provincias. Me refiero a esos monstruos de la comunicación tipo Pedro J. y Losantos, capaces, no ya de remover la mierda, que estarían en la obligación, sino de crearla ellos mismos para revolcarse en ella como los cerdos. Así que, el estrellato del juez Garzón, se debe a ellos, que le endiosaron para después tratar de hundirlo en la miseria.
Tal vez si recorriéramos los recovecos de las leyes que cientos de personas paren a lo largo de una legislatura, siempre para apoyar el sistema que ellos llaman democrático, encontraríamos el motivo por el cual el juez Garzón ha prevaricado. Tal vez los jueces nos lo expliquen. Quizá ese poder judicial tan independiente que se divide en conservadores y demócratas, y ese Tribunal Constitucional, presidido en tiempos por Jiménez de Parga (investigar en Internet y en la biografía de Lorca hecha por Ian Gibson, porque yo aquí no voy a decir nada), sean capaces de desentrañar y explicar a la ciudadanía el motivo por el cual el juez Garzón podría ser juzgado.
Pero en realidad, parte de esa ciudadanía lo que entiende muy bien es que ha sido denunciado por la derecha más retrógrada, por los fachas más execrables, por camisas azules renovados que, sólo en Soria, podrían haber llegado a matar, fríamente, a quinientas personas, atadas, entre julio de 1936 y enero de 1937.
Si a esto le unimos la anulación de las escuchas del caso Gürtel, podríamos concluir en que la derechona siente el Estado como algo patrimonial.

sábado, febrero 13, 2010

De lo nuclear y Soria



Pertenezco a una generación donde la mayoría hemos estado en contra de los toros, del futbol, del sistema capitalista y, por encima de todo, en contra de la energía nuclear. Por supuesto, sin saber demasiado de lo último al principio, aunque luego nos hayamos ido informando. Por lo que a mí respecta, no he cambiado de forma de ver la vida, si acaso, y por eso de ir en contra de lo razonable, me he radicalizado más. Ha sido siempre para mí una cuestión de ética y estética, y me complace cada vez más encontrar personas en el caminar de la vida que mantienen sus firmes convicciones.
Energía nuclear no, y mil veces no. Pero nos metieron en esto hará ya unos cuarenta años, y de aquellos polvos llegan estos lodos. Nos guste o no, la mierda radioactiva está ahí y en algún sitio hay que colocarla.
Se escuchan voces criticando la actuación del gobierno, que no debería, dicen, haber dejado en manos de los ayuntamientos semejante pastel. El gobierno ha actuado de manera maquiavélica y, a sabiendas de que el asunto era complicado, ha propiciado que varias corporaciones se postulen para ellos escoger de la gavilla presentada, con algunas, que no todas, las bendiciones. Es necesario decir que este gobierno tiene poca participación en el tema nuclear, más bien al contrario, la decisión de cerrar Garoña dice mucho a favor de ellos. Pero los residuos los tienen encima de la mesa y una forma de quitárselos era propiciar esta postulación o pagar a otros países para que los alberguen, cuiden y mimen.
Una barbaridad en toda regla, porque un ayuntamiento administra de mil a tres mil hectáreas de tierra, que lindan a los cuatro vientos por otros tantos pueblos con más o menos hectáreas. O sea, que la instalación de un almacén de residuos radioactivos afecta a veinte ayuntamientos, por decir algo.
La sorpresa mayúscula de muchos sorianos fue ver en los medios que uno de nuestros municipios se ofrecía para albergar estos residuos. No voy a decir nada en contra de Torrubia, porque tanto este como cualquier otro que se hubiera ofrecido, lo ha hecho, estoy segura, con la intención de que el pueblo, y toda la zona, salgan del coma en que se encuentra toda la provincia.
El problema es otro. Todavía no sabemos qué modelo de provincia queremos. Parecía que lo íbamos perfilando, de cara al turismo más o menos culto: senderos, fauna y flora, micología, casas rurales, actividades etnográficas, museos, rehabilitación de edificios… Y ahora nos encontramos con esta sorpresa, para la que tenemos muchas, muchas papeletas, es muy posible que nos llevemos el premio.
No nos olvidemos del origen. Lo de Torrubia y otros municipios es una pequeña muestra de lo que nos espera a nivel mundial. Este sistema que padecemos desde hace menos de cien años, es la barbarie y el salvajismo, auspiciado por el capital y sustentado por gobiernos de todo el mundo con sus agentes necesarios: políticos, poder judicial, fuerzas del orden, y otros de parecido pelaje.
Estos agentes, con sus artimañas, nos han envuelto para llevarnos al consumo desorbitado, han hipotecado a nuestros jóvenes colocándoles ladrillos en vertical, a los no tan jóvenes los horizontales de la segunda y tercera residencia (y hasta ahora desgravaban las tres), les han vendido coches potentísimos para circular por calles estrechas, han destrozado el mundo rural (único sostenible del mundo), y todo ello ha llevado a un consumo para lo cual es necesario todo tipo de energía. En definitiva, nos comemos la tierra en dos generaciones más.

martes, enero 12, 2010

El timo de la gripe A

El ser humano nace, o el mundo de las piezas de un juego, la mayoría, o en el mundo del que las mueve, la minoría. Tratar de salir del primero es muy difícil, por no decir imposible. Desde arriba, los que mueven las fichas, no tienen más misión en el mundo que controlar a los de abajo, haciendo a veces que todo cambie para que todo siga igual.
¿Democracia? démosla, cuando todos crean que son libres y decidan, les ataremos fuerte, con ataduras que no parezcan, para que sigan contribuyendo a nuestros intereses. “Y el hombre… pobre, pobre!, vuelve los ojos…”, decía César Vallejo en Los Heraldos Negros. Creo que esa impotencia de saber que nada se puede hacer si no es todos juntos, hace que muchos callen y sigan.
Cuando el primer mundo cree que es libre, porque vota a unas listas cerradas de un partido cualquiera, o no vota, pero da igual, porque los políticos gobernarán aunque sea con los votos de sus padres, es el momento de que los peones hagan millonarios a los especuladores urbanísticos, que ahora lloran en el interior de coches exclusivos, o rodeados de obras de arte adquiridas con dinero negro, o en la casa de la playa. De los peones se hará cargo, primero el Estado –o sea, todos- y después los comedores sociales.
Mientras la Banca sigue repartiendo beneficios entre los suyos –en cantidades ofensivas para la mínima sensibilidad- recibe el apoyo de los gobiernos, para que todo siga igual. Todos dependen del capital, de un capital amasado con el sudor de los peones, igual que las piedras de las pirámides de los faraones.
Y en esto llegan los laboratorios farmacéuticos, los que juegan con la salud de los peones. Esa salud es, en muchas ocasiones, lo único que poseen los peones, y es necesario cuidarla, desde luego, sin masa no hay dinero, sin dinero no hay poder. Pero se pueden permitir el lujo de jugar con ellos en lo de la salud también. Es cuestión de hacer cálculos.
Los laboratorios farmacéuticos llevan muchos años haciéndose multimillonarios, pero no les debe parecer suficiente tomando al ser humano de uno en uno y, de vez en cuando, lanzan epidemias más imaginarias que reales, para que se implique el mismísimo Estado, que es uno de los agentes imprescindibles para manejar al personal.
Y llega la gripe A, primero porcina. Meses bombardeando a los peones a través de otros agentes necesarios, los medios de comunicación. No sé si los gobiernos son idiotas, en grupo, o uno a uno. El caso es que todos, desde el de América con la CIA incluida, hasta el más modesto de los países del Este, sin hacer más averiguaciones, se lanzan a comprar cientos de millones de dosis para vacunar a los peones, no se les vayan a morir demasiados y pase la epidemia de suavizar el paro a dejarles sin mano de obra.
No sólo compran vacunas, también mascarillas, guantes, termómetros, antivirales, antipiréticos, antisépticos…, miles y miles de millones de euros que han ido a parar, directamente, a los bolsillos de los socios de las multinacionales farmacéuticas. Nada de este dinero irá al Tercer Mundo para vacunas necesarias, para combatir el SIDA o la malaria.
Mientras, una monja benedictina, Teresa Forcadas, con poco más de cuarenta años, especialista en medicina interna, doctora en Salud Pública, doctora en Teología, que viste pantalones, a quien le gusta Lluis Llach, María del Mar Bonet y Elvis Presley, activista con hábito, autora de “Los crímenes de las grandes compañías farmacéuticas”, entre otros libros, ha tenido los bemoles de lanzar a los cuatro vientos que lo de la gripe A era una falacia, y recomendar la no vacunación. Yo no la he visto en la televisión pública, ni privada; ni la he escuchado en la radio pública, ni privada. Esta mujer ha tenido eco en la televisión catalana, donde pude escucharla, y en Internet.
La “epidemia” de gripe A se ha saldado, hasta ahora, con la décima parte de casos mortales que la estacional. Los agentes necesarios para que el Primer Mundo funcione como lo hace, y el Tercero esté en reserva para futuras actuaciones, son los distintos estados con sus políticos al frente amparados por sus fuerzas represivas y los medios de comunicación, además de algunos tontos útiles sueltos. Sólo nos queda un medio libre: Internet, pero ya están urdiendo leyes para que esta libertad se limite.
¿Nadie va a pagar, a nadie se va a responsabilizar, del derroche de millones de los contribuyentes que se han invertido en pro de la industria farmacéutica?