domingo, febrero 10, 2008

Los yacimientos arqueológicos, magníficos escaparates

Ambrona
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Parece que el tiempo va demostrando que Soria, y las provincias de similares características, tienen su presente en la oferta cultural. Hace ya muchos años, después de visitar Cuenca en dos ocasiones, vi en esa capital un ejemplo a seguir, y parece que los responsables sorianos vienen siguiendo ese camino. Frente a algunos pseudo intelectuales que prefieren la soledad de los páramos para una inspiración que nunca acaba de llegar, personas sensatas actúan en proyectos como el de Ambrona y/o el de Tierras Altas, que darán sus frutos a corto plazo.

Aunque a algunos puristas les parezcan ridículas las representaciones anuales de episodios numantinos, o la elaboración de la cerveza con el patrocinio de una marca comercial, a mí, y conmigo a muchas personas, nos parece estupendo que estas actividades se lleven a cabo. Por ejemplo todas las que han tenido lugar el pasado otoño en Tierras Altas, como la elaboración del queso y la morcilla, o la puesta en marcha del horno comunal, lo encuentro apropiado para el entorno donde se hacen. Creo que es lo que se debe hacer, de igual forma que en Tarragona se preparan comidas romanas, o en Calafell se visten de cossetanos.

Poner el yacimiento de Ambrona en valor cultural es una de las apuestas más interesantes. De los cuatro mil doscientos yacimientos arqueológicos que dice Elena Heras existen en Soria, el de Ambrona parece ser, por su carácter neolítico, de los más interesantes. Unido al cazadero de Torralba-Ambrona, al magnífico de Tiermes, al emblemático de Numancia, y al de Uxama, tendríamos cubierta parte de la provincia. Una oferta difícilmente superable. Si a ello le añadimos Tierras Altas como atractivo etnológico-etnográfico –tal y como Eduardo Alfaro Peña pretende- Soria puede convertirse en un referente irresistible.

Las visitas culturales –me niego a llamarlas turismo- son cada año que pasa más demandadas. Un departamento de la Banca March, de Mallorca, por ejemplo, ha realizado, a lo largo de este otoño/invierno, tres visitas con mallorquines de mediano/alto poder adquisitivo, y aún harán dos visitas más esta primavera. Llega un momento que la playa cansa, o por ella se decantan más los jóvenes. Vivimos en una sociedad con muchos prejubilados, jubilados de muy buen ver (cada pocos años aumenta la esperanza de vida) que buscan alternativas a las grandes ciudades, a las playas y al consumo puro y duro.

Soria está en el camino. Ahora sólo falta, para no depender solamente del sector turismo, una pequeña industria que sostenga a los jóvenes. Industria netamente soriana, como la relacionada con la chacinería, la mantequilla, el queso, la cecina, las hierbas naturales, la miel, la cerámica, la lana, el vino…

Los obispos y el abad de Montserrat

Abadía de Montserrat
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Los obispos pedirán desde los púlpitos el voto a las Asociaciones de Vecinos, únicas organizaciones que no han dialogado con terroristas. Supongo que a ellos les gustaría pedirlo para el Partido Popular, pero tuvieron contactos en tiempos con unos ciertos batallones de liberación vascos –o como sea que les nombrara José María Aznar- y va a ser imposible.

Mientras, el abad de Montserrat, Josep Maria Soler, insta a la Iglesia a no tener ningún monopolio y a apostar por el diálogo. “El diálogo ha de partir de la convicción profunda de la propia identidad cristiana y ha de aceptar respetuosamente a los que no tienen en la Iglesia su hogar espiritual”. No es que esto, como dice mi hermana Luisa, tenga mucha importancia. Al fin y al cabo la Iglesia fue, es y será lo mismo por los siglos de los siglos, y que así sea, para que, repito una vez más, sepamos cada uno donde estamos.

Pero no deja de ser significativo, dentro de lo mismo, la carencia de cerrilismo que ha mostrado, desde siempre, el abad de Montserrat. Recuerdo al padre Escarré, de dignísima memoria por su lucha en contra del franquismo. No olvidemos que el partido de derecha civilizada, Convergencia i Unió, se formó en aquellas altitudes. La Abadía de Montserrat siempre ha sido algo más que un monasterio.

Lo anterior es una evidencia demostrable, pero hay más. Creo que debemos diferenciar el clero regular del secular. Cuando hace años hice un trabajo sobre las órdenes religiosas sorianas para el extinto SORIA SEMANAL, recorrí los monasterios de Soria, tres más que en la actualidad, y pude percibir la sustancial diferencia. Para empezar son autónomos y viven practicando el “ora et labora”, sin más ingerencias en la vida civil. Para continuar obedecen a sus superiores dentro del convento y a los de la provincia que pertenecen. Las Carmelitas Descalzas, por ejemplo, en 1989, aún no habían acatado las órdenes o directrices emanadas del Concilio Vaticano II. Ellas seguían con las constituciones que les dio su fundadora, la madre Teresa. Otro ejemplo es que durante los años que la Inquisición sentó sus reales en España, se conocen pocos casos de clero regular a quien embrearan, en cambio muchos regulares fueron objeto de investigación por parte del Santo Oficio, empezando por la Venerable Ágreda.

Sería tan deseable como utópico que el clero secular se dedicara, exclusivamente, a lo espiritual. Que no se hablara de la religiosidad, que fuera algo íntimo, del almario de cada uno, que cada cual se dirigiera al dios de su creencia desde cualquier lugar, sin presiones, sin directrices. Pero ¿qué intimidad, qué espiritualidad, qué recogimiento, qué valores morales puede transmitir una Conferencia Episcopal que mantiene un medio de comunicación desde donde se insulta y se remueven los instintos más cavernícolas –con perdón de los hombres de las cavernas-, más bajos y más insanos?