sábado, diciembre 20, 2008

Entrevista a Basilio Martín Patino

Me ha parecido interesante colgar esta entrevista que el soriano de Quintana Redonda, Luis E. Herrero, ha hecho a Martín Patino, director de cine, que deja bien claro lo que opina de las personas que, desde el poder, manejan todos los hilos, censurando e imponiendo su propio control social. La entrevista aparece en el número 91, del 11 al 25 de diciembre, del periódico quincenal DIAGONAL
ENTREVISTA CON EL DIRECTOR BASILIO MARTÍN PATINO
“Todo el que está en el poder es un censor”
LUIS E. HERRERO
Referente del ‘nuevo cine español’ en los ‘60, y autor de varios documentales que indagaron en las cloacas de la posguerra y el franquismo, Basilio Martín Patino sigue escribiendo en imágenes, aunque ahora lejos de la gran pantalla.
Cuando en 2007 es investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Salamanca, Basilio Martín Patino (Salamanca, 1930) presenta Palimpsesto salmantino, un montaje audiovisual creado para la ocasión. Según el diccionario de la RAE, palimpsesto es un “manuscrito antiguo que conserva huellas de una escritura anterior borrada artificialmente”. La obra de Martín Patino, hombre afable y de tranquila voz, tiene la sensación que destilan estas palabras, la de un manuscrito personal que huele a memoria, a blanco y negro, a franquismo y antes. Aunque probablemente esto sea injusto con el resto de su obra...
DIAGONAL: La memoria es un tema recurrente en tus películas: sólo los recuerdos colectivos que son capaces de ser reconstruidos permanecen presentes en la sociedad. ¿Qué está ocurriendo con todo el proceso de las exhumaciones de cadáveres, la Ley de Memoria Histórica...?
BASILIO MARTÍN PATINO: Yo acompañé a Gibson, en aquellos años teníamos un proyecto de guión. Estuvimos en Granada, recuerdo que me llevó al cementerio y estaba obsesionado por encontrar a Lorca. Hasta me acuerdo que estuvimos en una especie de corral que estaba lleno de cadáveres putrefactos, te hablo de los años sesenta. Recuerdo también que me llevó a una tapia donde se veían los impactos de bala.
D.: ¿Qué tal te llevas con el establishment?
B.M.P.: No me llevo de ninguna forma, no los trato, no los soporto. Yo afortunadamente me liberé pronto de ellos. Con Canciones... fue una batalla porque se daba la circunstancia de que la película les gustaba mucho, algunos iban a verla con sus señoras pero al mismo tiempo la prohibían porque esas películas no se podían ver. Fue quizás lo más chocante. Carrero Blanco pidió verla con su mujer... La proyectaban en la Castellana, donde estaba el Ministerio de Información y Turismo, y había una salita donde veían las películas, y todos los viernes iba siempre algún ministro y su señora a ver las películas prohibidas. Según el proyeccionista, que era amigo, se regocijaban, y se reían y estaban encantados pero prohibían que la gente las pudiera ver. Era un caso patológico.
D.: Y de ayer a hoy ¿tus relaciones con las autoridades nunca han podido ser...?
B.M.P.: Normales... Yo nunca he debido ser buen tipo para ellos. Lo noto por ejemplo en televisión, mira que ahora ya ni somos “rojos” ni somos “peligrosos”, es aquella cosa de que “Patino cómo se va poner en televisión”. Hay películas mías que todavía no se han puesto y mira que es difícil porque la tele lo traga todo. Cuando me dieron la medalla de oro de la Academia se vieron obligados a poner una y se empeñaron en poner Canciones para después de una guerra, la película tópico y yo dije que no, que estaba ya muy vista, que si querían poner alguna que pusieran Queridísimos verdugos que estaba inédita. “Pero hombre ¿cómo se va a poner?” Mira, iros a la mierda, si queréis la ponéis y si no me dejáis en paz. A los 8 o 10 días me llamaron y dijeron que lo habían pensado y que la pondrían a ver qué pasaba. Pues hombre, qué va a pasar. Me jode porque todavía cuando vivía Franco pues éramos unos faltones, íbamos a por él y había una lucha de policías y ladrones a ver quien podía más. Había momentos divertidos. Ahora no tiene ya ninguna gracia; que estos mamones que están ahora sigan con esa mentalidad... Pero no me jodas, coño. Ahora no hay unas fuerzas como las que había entonces, que les atenazaban o les llamaban la atención. Ahora no hay nada.
D.: Ahora hay otras fuerzas que son el ruido mediático, otras formas de censura...
B.M.P.: Es posible, el ruido mediático... Son censores natos, todo el que está en el poder es un censor.
D.: Dice Godard que “el travelling es una cuestión moral” pero tengo la impresión de que muchos cineastas aparcan su moral para cuestiones puramente estéticas. ¿Dónde está la moralidad?
B.M.P.: Nunca he sabido qué es. Más bien es una palabra que me repele. No porque me las dé de libertino o así, sino que la moral... Tierno Galván, a quien conocí bien, tiene un estudio sobre la moral en el que demuestra que es un sistema de conveniencias. En todo grupo social suele haber un sistema de intereses que es lo que se llama la moral; hay que ir a por el que haga algo que no le conviene al grupo social .
D.: ¿Una forma de control social?
B.M.P.: Sí, cuando hay gente que discrepa hay que cortarles el ala, esto es la moral. Es una actitud moral, casi religiosa, que convierte en inmutables los principios de esa sociedad, ésa es la moral. ¿Quién coño va a creer a estas alturas en la moral? D.: ¿Y qué hay de tu manera de hacer cine?
B.M.P.: Soy muy poco dado a hablar de teoría, soy más de mis prácticas, de las cosas que he hecho y que me gustan. No tengo una línea concreta de actuación, cada cosa me sale como me apetece.
D.: En Espejos en la niebla, hay un momento en que el catedrático dice que Salamanca era una gran letrina...
B.M.P.: Salamanca en esa época era una letrina, no había sanitarios, la porquería corría por en medio de las calles... lo de letrina se queda corto. De todas formas creo que eso tiene un aire literario y metafórico. Salamanca está rodeada de polémicas como la que Unamuno tuvo con el obispo Cámara, los fachas que ha habido siempre... En la actualidad la metáfora está más disimulada. Salamanca ha evolucionado, hoy día notas que hay algo que tiende a reconciliarte con tu propio país, con tu propia ciudad.
D.: ¿Has estado exiliado de Salamanca alguna vez?
B.M.P.: Exiliado no, pero cuando hicimos las Conversaciones Cinematográficas tuvimos muchos problemas. Ese año era mi último de Letras y me llegó la noticia de que sería conveniente que me marchara de Salamanca, venía de parte del gobernador civil franquista de entonces. Recuerdo que me puse chulo y le dije que qué pasa si no me voy. Y éste me dijo: “Hombre, pues te puede pasar cualquier cosa, aquí la gente es muy bruta y a lo mejor te meten un cargador entero en el estómago”, algo así me dijo, vi que iba en serio y me marché a Madrid.

jueves, diciembre 18, 2008

La forja de un riojano



Vaya por delante que soy amiga de Lolo, como llamamos en la intimidad a Isidoro Sáenz. Y cuando digo amigo lo hago en todo su sentido, porque sigo la máxima de mi cuñado Vicenç, quien lleva años diciendo que “los amigos como los amantes, de uno en uno que cuesta mucho mantenerlos”, ampliándolo algo más, en cuanto a los amigos. Esa amistad no significa que me ciegue la pasión, pero no he visto ninguna escultura en hierro de Lolo que me haya dejado indiferente. Todas hablan.

Me ha fascinado siempre el trabajo de dominar el hierro, hacer de él, a golpe de martillo y fuego, lo que se desee. Sentirse Vulcano haciéndole las armas a Aquiles debe ser algo poderoso y magnífico. He comprobado, además, que los hombres que dominan el hierro son buena gente, como de una pieza, tan duros como el metal que moldean.

Isidoro es de esos. Riojano de nacimiento, selectivo con los amigos, acogedor en su casa de Oteruelos –donde también tiene el taller-, buen conversador y con un sentido del humor a prueba de impertinencias.

Decía que ninguna escultura me ha dejado indiferente. La propia envergadura de cualquiera de sus obras, ya impresiona, porque Isidoro no se dedica a modelar pequeñas cosas para llevarse a casa de recuerdo. “El caminante”, recuerda a don Quijote, y su silueta, colocada en un altozano, da la impresión de estar vigilando el valle, centinela, titánico. Las redondeces de sus barandas, o de la verja que rodea el olmo ante el Espino, de Soria, aporta una calidez chocante con el frío del material del que están hechos. U otras curvas, las de “Sujeto de sus encantos”, que recuerda a Marilyn en su época de esplendor. A veces aparecen espinas en sus árboles, la vida misma. Piezas que van saliendo de la fragua a fuerza de machacar el yunque, unas llenas de poesía, otras de fuerza, algunas de gracia, otras reivindicativas.

Son muchos los premios conseguidos, en Melilla, Rota, Quart de Poblet, Madrid, Castellón, Ciudad Real… y otros que irán llegando para regocijo de los amigos, quienes, de forma habitual, nos reunimos en Oteruelos, con él, Amparo, su mujer, y Mara, su preciosa hija preadolescente. Buen comedor, mejor bebedor –todos lo somos- damos cuenta de paellas cocinadas por su mujer valenciana y, sobre todo, de productos de su tierra, la vecina Rioja, a la que él se siente tan unido.

Mientras va fluyendo la conversación, siempre interesante, a veces nos vamos animando de tal manera que, como le sucede a Woody Allen cuando escucha a Wagner, nos dan ganas de invadir algo, de intentar cambiar el mundo. Y en esas reuniones, sobre el taller, a la vista de alguna de sus criaturas, se van afilando la conciencias y perfilando las amistades, ya muy consolidadas.


domingo, diciembre 14, 2008

Historias de la Alcarama


Título: Historias de la Alcarama
Autor: Abel Hernández
Gadir Editorial, S.L.
Madrid, 2008

Tener ante las manos y ante los ojos una publicación de Tierras Altas, ya es una alegría. Ese espacio de Soria inconmensurable, henchido de alma –que no de almas-, montes viejos y redondeados, vigilantes de valles que recogen aguas y crean pasto ya sobrante, produce sensaciones de grandeza natural, a veces de desamparo y soledad, porque, quien conoce bien esa tierra, sabe que sus habitantes hace ya muchos años que fueron expulsados, como Adán y Eva, del paraíso. Pero a la vez, las redondeces de madre producen un sosiego que se ve acompañado de algunas chimeneas que, aquí y allá, indican, todavía, habitación humana, dispersada por comunidades que se han resistido a abandonar su hábitat.
Desde los años cincuenta, Soria ha ido perdiendo, sin prisa y sin pausa, casi el cincuenta por ciento de su población. Buena parte del resto, vive ahora en lo que algunos llaman, con ironía, la “gran urbe”, la capital. Y los pueblos, sobre todo los de Tierras Altas, muestran desde hace años unas ruinas donde se mezclan papeles amarillentos en el interior de lo que un día fue hogar, con higueras asilvestradas, restos de molinos, zarzas, y alguna cornamenta de animal salvaje que ha tomado posesión de todo el pueblo, al confundirlo con la naturaleza. Una bellísima mezcla de vida y ausencia que, si bien sobrecoge, también hace reflexionar sobre tantas vidas que allí, durante generaciones, nacieron, vivieron y murieron, con todo lo que ello implica.
Uno de estos pueblos es Sarnago, en la sierra de Alcarama, alto, muy alto, con una panorámica que, de ser creyentes, se creería ver desde allí a Dios. Sarnago se despobló y, poco a poco, los que allí vivieron y sus descendientes, han ido rehabilitando o construyendo casas nuevas. Nunca lo abandonaron del todo. Cada año volvían, agruparon los enseres que habían servido para vivir en una sala, lucharon, y lo siguen haciendo, por un camino medianamente digno, por el agua de la fuente, por todo, y poco a poco, han ido consiguiendo cosas, como la fuente, o editar dos números de su revista. Cada logro es una fiesta compartida.
Abel Hernández nació en Sarnago. Allí vivió muchos años, en compañía de su madre –viuda desde muy joven- y abuelos, lo que le proporcionó una infancia riquísima, pues ya se sabe, donde hay abuelos hay sabiduría. Según leemos en la introducción, fue el primer habitante en toda la historia de Sarnago que fue a la Universidad. Su curriculum es brillante, pero ahora nos interesa su preciosa obra “Historias de la Alcarama”.
Hemos de decir, sin pretensiones, que casi nada de lo que en esas historias se narra nos es ajeno, porque, como Abel sabe, hemos recorrido esa tierra con frecuencia, y nos han contado, una y otra vez, cómo se vivía entonces. Pero en realidad, casi todo lo que se cuenta en la vida es sabido, lo que cambia es la perspectiva de cada cual y, sobre todo, la forma de contarlo. Y ahí es donde Abel Hernández consigue una historia –unas historias- narradas con cariño, pero sin nostalgia. Ponderando, aquilatando y ofreciendo el punto justo de alegría en un mundo que debió ser, necesariamente, difícil.
Dirigiéndose siempre a Sara, su hija, le va contando cosas pequeñas para conformar una historia completa. Le habla de los apodos, del oficio de tinieblas (que en algunos pueblos desapareció por las bromas que gastaban los muchachos, clavando las sayas a la madera del suelo), de los trasnochos, de los sorteos de mozos, de la matanza, el estraperlo, de la frugal comida, en fin, del ciclo de la vida en Sarnago, que era el ciclo de la vida en el mundo rural, porque, como dice la cita de Miguel Torga, que abre el libro, “Universal es lo local sin paredes”.
Se vive el libro. Se percibe la solidaridad –hubiera entre los habitantes rencillas o no- ante la muerte de un vecino, cuando todos se unían para recoger la cosecha a la viuda. Se escucha el hacer la leña, con lo cual se conseguía tener el monte limpio. Se confirma la importancia de la escuela en el mundo rural soriano, si algo había fundamental en la comunidad, eso era la escuela, para lo cual colaboraban Concejo y familias. Se escuchan las campanas de San Bartolomé, que, según el estudio exhaustivo llevado a cabo en toda España, sabemos que tienen los nombres de Santísima Trinidad (fundida en 1942) y San Bartolomé (en 1903). Ahora están a buen recaudo, desde que la espadaña se derrumbara en 2001.
Conforme se avanza en la lectura, una confirma lo que tantas veces ha dicho o escrito sobre el mundo rural. Casi todo tenía un porqué y todo era auténtico. El último elaborado en el horno comunal servía para aprovechar hasta el mínimo resto de masa. La matanza del cerdo, imprescindible para ingerir proteínas. Los minúsculos huertos que ofrecían las vitaminas. La caza como necesidad. La escuela como obligación ineludible. La leña, no sólo como calor, sino para mantener limpio el monte. La lectura, o las historias, alrededor de la hoguera, para mantener entretenidos e ilustrados a los muchachos, a la vez que se llenaba el ocio. La pregunta de ¿por qué pagar impuestos si no recibían nada a cambio? El alimento del espíritu a través de la Iglesia, y del cuerpo, con bailes y “echar los novios”, y celebrar las fiestas ¿cuándo? Cuando la cosecha estaba en los someros.
Al final del libro hay un glosario de las palabras usadas, porque estas palabras, que pueden variar de pueblo a pueblo, es otra de las aportaciones a la Cultura, la Antropología y la Etnología.
Por último, decir que el prólogo se debe a Julio Llamazares, el autor de otra novela imprescindible “La lluvia amarilla”, quien quedó impresionado por su visita a Sarnago, hace ya muchos años.

sábado, diciembre 13, 2008

Luces de Navidad


Hace unos días escuché en la radio que el alcalde de un pueblo de Jaén –creo, porque estaba en estado de duermevela- había decidido consultar a sus vecinos sobre las luces de Navidad. Parece ser que se trataba de que decidieran si luces colgadas o repartir el importe entre los parados, ya en forma de subvención, ya creando puestos de trabajo de periodo corto. El pueblo eligió lo segundo. Lo cual demuestra que al pueblo –en general- cuando se le consulta para cosas concretas, y no sólo cada cuatro años, acierta de pleno.
Esto me lleva a la primera reflexión, sobre la participación ciudadana en los temas que le interesa. Creo que no se deben tomar las votaciones –ya generales, ya autonómicas, ya municipales- como una patente de corso para deducir de lo global a la partícula. Es como si la Constitución no se hubiera desarrollado con leyes. Aunque en este punto dudo, con que se cumpliera la Gloriosa casi sería suficiente.
Lo más llamativo de la noticia, es que el alcalde de este pueblo de Jaén hizo cuentas, y el importe de la instalación de esas ristras de colores –algunas horrorosas-, más la adquisición de las deterioradas, sumado al gasto de electricidad, subía un pico que, no quisiera equivocarme, rondaba los quince millones de las antiguas pesetas. En un pueblo. ¿Cuánto supone esta moderna costumbre –contradicción en los términos- en capitales grandes? ¿Y la contaminación lumínica?
Por otro lado, en esta sociedad que nos toca vivir, existe, por parte de los dirigentes de uno u otro nivel, el malísimo hábito de no hacer puñetero caso a las minorías, que tal vez no lo fueran tan poco, algo que se sabría a nada que se consultara a la ciudadanía para hechos concretos, como este de los adornos y otros gastos superfluos en tiempos de crisis, cuando debe primar lo fundamental sobre lo suplementario más que nunca.
Que cada cual celebre a su gusto y manera el nacimiento de Jesús o de Mitra, los equinoccios y los solsticios, el ramadán o la pascua pero, por favor o por economía, que dejen de martirizarnos con aspavientos, canciones a todo volumen y adornos que posiblemente interesen a menos de los que los responsables políticos -¡siempre ellos!- se creen.

viernes, diciembre 05, 2008

Adiós, PSOE


En mi particular imaginario juvenil, allá por el principio de los años ochenta, existían dos hechos que nunca imaginé –y casi todos los de mi generación tampoco- que pudieran darse en la historia. Uno de ellos, el que un negro, o mulato, llegara a ser presidente de los Estados Unidos. Por fortuna así ha sido, y hemos podido asistir al llanto del reverendo Jackson, recordando, supongo, a Luther King. El otro hecho, tan impensable como el de Obama, es que el Partido Socialista Obrero Español llegara a gobernar como una derecha, digamos, civilizada.
Recuerdo el año 1982 como un hito. Fue el delirio para muchos españoles. Después, poco a poco, sin prisa, pero sin pausa, el PSOE se fue reconvirtiendo como las empresas del INI. Cuando todos deseábamos que Felipe metiera mano a la Banca, él, caballero andaluz, nacionalizó las agua subterráneas, por poner un ejemplo.
Ya resultaba mosqueante que se afiliaran a él burgueses y burguesitos, cubiertos de pieles y con servicio en casa, pero, había dar el toque chic a eso del obrerismo, y se pasaba por alto. Llegó lo de la gente guapa en Marbella, con los ministros –Solchaga al frente- alternando en Puerto Banús, y bueno, pues otro toque distinguido, como lo de Boyer –en su particular vida- que cambió a una intelectual por un envoltorio bombonero. Cosas del poder y el dinero.
Luego fueron apareciendo temas más peliagudos. OTAN, de entrada no, OTAN sí. Lo del GAL. Lo de los fondos reservados. Yo misma les he disculpado siempre todo. Fue tanta la ilusión con Felipe González, que cuando apareció Rodríguez Zapatero en escena pensé que era una mezcla del primer Felipe y Guerra (único y supongo que callado por lealtad romántica y como tal decimonónica), que venía dispuesto a devolver al PSOE lo que el desgaste de poder le había ido arrebatando. Sin darme cuenta, que la sociedad había ido ¿evolucionando? a la vez que el partido, o al revés, y que este era el PSOE que una parte de esa sociedad, aprendices de burgueses, hipotecados de por vida, quiere, desea y vota, si no es que se derechiza aún más.
En 2008 aparece en la escena un hecho esperanzador, y además, a nivel mundial. Se vislumbra que el sistema capitalista podría estar amenazado de grave enfermedad. Que los conceptos de nuevo cuño de ese mundo reducidísimo, esos Ibex y similares que no entienden la mayoría de los ciudadanos, podrían pasar a mejor vida. Y el PSOE, que podría haber aprovechado la coyuntura para, si no volver a sus orígenes puros, sí dar una lección de un socialismo, digamos, a lo chino, mezclado con una economía de mercado, se comporta como un país grancapitalista, a lo Bush (a quien debe envidiar Zapatero por las caras que pone cuando se cruza con él, entre apocado y seductor) y le da el dinero a los bancos, al sistema financiero como lo llaman los políticos.
Hace tiempo que uno de mis argumentos para defender al PSOE era la falta de maniobra que en Europa podía tener el gobierno español. La crisis mundial ha descubierto que no es así. Cada cual ha reaccionado según lo que ha considerado más interesante para su país, incluso nacionalizando parte de la banca.
¿De dónde han salido los miles de millones que el gobierno español ha dado, o prestado (porque en todo esto hay un secretismo iniciático) a la banca? ¿Lo tenía el gobierno a plazo fijo, o debajo de un ladrillo? ¿Cómo es posible que un gobierno de un partido socialista y obrero tenga todo este dinero y se lo dé, al revés que Robin Hood, a los ricos?
Se leen en los periódicos de izquierdas –y de derechas- comentarios escandalizados sobre este tema. ¿Es demagogia decir, que si el gobierno podía disponer de este dinero hubiera podido emplearlo, por ejemplo, en construir viviendas asequibles incluso a pensionistas, con lo cual hubiera cumplido uno de los mandatos de la Constitución y hubiera creado empleo?
Esos miles de millones de euros que un gobierno socialista ha dado a las entidades financieras para sacarles del apuro y con la intención de que ellos abran un poco, sólo un poco, el cierre de préstamos ¿no hubiera sido más fácil que lo administraran por medio de sus ministerios, o de otros organismos? Por lo visto, nada tienen que decir los pequeños empresarios, los autónomos con dos o tres empleados. Eso hubiera sido repartir la riqueza, que esas pequeñas empresas pudieran salir adelante sin más pretensiones que mantener el empleo y llegar a fin de mes dignamente, sin caprichos de todoterrenos ni segundas residencias, casas en la costa, barcos, etcétera, ni siquiera, si necesario fuera, una vivienda propia. O formar cooperativas.
Hemos tenido muchos años de gobierno socialista. Todo han sido remiendos. Por ningún sitio se ha visto ideología. Ha mejorado el sistema sanitario porque no podía empeorar, por la propia inercia, por lo mismo que han subido las pensiones y los salarios. El gobierno socialista no ha acometido ninguna reforma de envergadura, todo han sido parches y remiendos. El capital campeaba, campea y campeará a sus anchas. Cada año que pasa hay más diferencia entre ricos y pobres. Podríamos pasear por las grandes ciudades y fotografiar escenas de tercer mundo en un país europeo y gobernado por socialistas.
También será demagogia escribir que millones de personas viven por debajo del umbral de la pobreza, mientras que el gobierno de la nación a la que pertenecen –o a la que han arribado- dispone de dinero para solucionar su problema, pero se lo han dado a los ricos.
Para que pobres, mendigos, chabolistas, viudas, pensionistas y demás ralea, se conformen, habrá que decirles, como siempre, que ya vendrán tiempos mejores, o que pueden solicitar una vivienda, que, a buen seguro, nunca conseguirán, porque, oh paradoja, no tienen nómina o la pensión es muy baja. Cuando la crisis acabe, ellos serán igual de pobres, y tendrán que ganarse la vida como siempre, vendiendo droga o cogiendo cartones. Y a los pequeñitos empresarios, a los autónomos, recordarles que, dentro de uno o dos años, los ricos serán, por lo menos, lo mismo de ricos, y ellos, tendrán más dificultades para salir adelante.
Más allá de la crisis general, de hace cuatro días, está, se impone, la gran decepción que ha supuesto para muchos españoles, la ausencia de la justicia social y de la otra también.
Con el dolor que produce abandonar una ilusión que comenzó hace veintiséis años, he de decir, Adiós, PSOE.
Siempre nos quedará la esperanza de la revolución pendiente.

viernes, noviembre 21, 2008

Los montes sostenibles, o de cómo quedarnos sin recursos micológicos

Recursos turísticos tenemos en Soria. Nuestro web trata de retratarlos y comentarlos todos, hasta los que no lo son, pero que a nosotras nos lo parecen o, sencillamente, nos gustan. El propio acontecer diario, sin prisas ni tensiones. El poder desplazarse sin vehículo, aunque eso no se consiga, porque ¿si se tiene coche por qué no lucirlo, sobre todo si es un todoterreno, y molestar al contrario? Y los montes, sobre todo los montes.
Hoy, mi hermana Concha y yo, como hacemos habitualmente en otoño, hemos ido al monte, a buscar unas setas, una cestita pequeña, para hacer un revuelto o guisarlas, poca cosa, dos o tres horas. Es martes, evitamos el fin de semana, cuando más gente acude, y el lunes, para “dejar descansar en bosque”. El destino, Alconaba. Los pinares están –estaban- limpios, llanos, y no está acotado, aunque nosotras, en octubre, ya pagamos nuestra licencia. Hay en Alconaba varios grupos de pinares, entre tierras de labor, y hemos recorrido tres, para, finalmente, llegar a casa con algo más de un kilo de níscalos y pie azul. Hemos llegado contentas, en cuanto a lo recolectado, pero francamente “cabreadas” por el estado del monte.
El pinar había sido rastrillado tal como si por él hubiera pasado una manada de jabalíes machos en celo persiguiendo a una hembra. Se supone que buscaban níscalos, por lo que lepiotas y rúsulas, muy abundantes, estaban arrancadas y destrozadas. De paso, si cerca de ellas, estaba naciendo algún níscalo, había sido partido en su nacimiento, y había crecido verde y agusanado, o sea, inservible. En uno de los pinares, contamos hasta nueve latas vacías, que recogimos en bolsas para depositar en el sitio adecuado. Alguien había vaciado la basura de su vehículo, un gran plástico rígido troceado, dos envases de plástico, en fin, un etcétera largo.
Como decía mi hermana, destrozar el pinar para conseguir veinte kilos de níscalos este año, e inhabilitarlo para los dos siguientes. Este vandalismo, estoy segura, no lo practican los habitantes de Alconaba ni los de Soria. Y por supuesto, ningún setero.
Si sigue adelante el proyecto de hacer de Soria un enclave micológico, algo que me parece muy bien, tendrán que invertir mucho dinero en vigilantes, o nos quedamos sin ningún recurso en cinco años, por decir algo.
Lo de “sostenible”, aplicado como adjetivo a cualquier sustantivo, sobre todo si se trata de la naturaleza, no puede quedarse en un concepto como los de la Edad Media, sobre el que algunos filósofos analicen y diserten, sin llegar a encontrarle aplicación práctica.
Está visto que la mayoría de los humanos necesitan detrás alguien, como aquellos patricios romanos victoriosos, que les vaya recordando lo que ha de hacer, o no hacer, o, como a los superhombres, que son, simplemente, humanos.

lunes, noviembre 10, 2008

Las opiniones de la reina

No he leído ni el último libro que la Urbano ha escrito sobre la reina, ni el anterior, ni pienso leerlos. No sólo porque no me interesa el personaje, sino porque se comprende que todo lo que Sofía de Grecia haya contado a la periodista sobre su vida privada –la pública la conocemos- estará, como es natural, sesgado. Ella nunca confesará –aunque lo sepamos todos- que su matrimonio con Harald de Noruega se frustró tanto porque él estaba enamorado de verdad de otra persona, como por lo menguado de la dote de la entonces princesa. Todavía se llevaba eso de las dotes, reminiscencia de la Edad Media entre la realeza, la nobleza y el clero regular femenino. Tampoco dirá nunca, la hoy consorte del Jefe de Estado español, que su madre, Federica de Hannover, perteneció a las juventudes hitlerianas y apareció, hace unos años, en unas fotos antiguas con el brazalete nazi, y además creo que acompañada de su propia hija, adornada como ella con la cruz gamada. Alguien más, desde luego, mostraba la foto.
El tema es otro, se trata del revuelo que han causado ciertas declaraciones de la consorte real, que es lo que conozco de la publicación. Como para no conocerlo. Tal vez sea lo único que la señora haya dicho con sinceridad y sin cortarse nada. Habría que saber las intenciones de tanta sinceridad, o las de la autora de la “biografía” para incluirlas, o las de la Casa Real para permitirlas.
Creo que las declaraciones de Sofía de Grecia no deberían escandalizar a nadie. Por un lado no me parece mal que todos los ciudadanos, incluida ella, digan lo que les parezca. Por otro alborotarse por su personal forma de ver temas como el matrimonio homosexual, la religión –ella practicaba la ortodoxa y mudó sin inmutarse a la católica- la eutanasia, y en general todos los temas sociales que salgan un centímetro de la norma, me parece, como poco, una tontería. Si ella votara, lo haría a la derecha, derecha. No va a votar una reina que lleva en los genes toda la sangre real posible, a partidos revolucionarios, ni va a practicar la acracia. A más de un antecesor de la dama, el pueblo le cortó la cabeza. Aunque sólo sea por instinto de protección y conservación, un rey, una reina, las princesas, los nobles, se acercan –o se acercaban, ahora ya no es el caso, hay democracia y no pasamos hambre- a quienes podían protegerles con el poder y las armas. Y ese instinto de conservación queda grabado para la posteridad en todos los descendientes reales.
La opinión de la reina, que tácitamente se barruntaba, ahora se sabe con certeza. Es mejor conocer a fondo a la gente importante, a las instituciones –como la santa madre iglesia- y a los que nos mandan, manejan, conducen, o como se quiera llamar. Cada uno en su sitio. Así luego, si por fin se vota un referéndum para saber si los españoles quieren Monarquía o República, estaremos mejor informados y sabremos qué votar. El que dude.

La noche de difuntos


“Desde entonces dicen que cuando llega la noche de difuntos se oye doblar sola la campana de la capilla, y que las ánimas de los muertos, envueltas en jirones de sus sudarios, corren como en una cacería fantástica por entre las breñas y los zarzales”
El Monte de las Ánimas. Gustavo Adolfo Bécquer

Faltaban unos minutos para las doce de la noche de la noche cuando, en procesión oscura y respetuosa, grupos de personas se dirigían, desde la plaza de Cuevas de Soria, hasta un paraje del monte. Seguían –seguíamos- una senda flanqueada por roquedales, que miran al Izana. Este río vertebra una comarca, una mancomunidad de gentes amables, que acudían esa noche de difuntos a participar en un rito. La luna –creciente o menguante, apenas un gajo- no conseguía hacerse hueco entre las nubes. La oscuridad era total, sólo aliviada por pequeñas linternas de los caminantes y las señales, colgadas de las risqueras, en forma de calavera apenas iluminada en color calabaza.


De pronto vimos la hoguera que veníamos oliendo. En el centro de un círculo como un nemeton, una pira de leña ardía. Había costado vencerla, nos dijeron, a causa de las lluvias recientes, pero al fin cumplía una de sus misiones. Las personas, de todas las edades, buscaban el calor del fuego, el frío era intenso.


Ese momento ya era mágico, a oscuras, en mitad de la noche y del monte, viendo crepitar la carrasca, cuando peticiones de más silencio alertaron sobre cuatro figuras que se abrían paso en el círculo, vestidas con toscos sayales y tocados con capuchas. Tres de ellos portaban antorchas y el cuarto un viejo libro, de cuyas páginas iba saliendo la leyenda del Monte de las Ánimas, de Bécquer.


Después la hoguera se fue desmenuzando en ascuas, dos hombres sabios convertían las ascuas en alfombra, algunos hombres valientes se remangaban los pantalones y descalzaban sus pies. Iban a pasar el fuego, iban a pisar sobre el carbón reluciente, solos o con alguna persona sobre la espalda. Iba a tener lugar, a oscuras, en silencio, en perfecta comunión, pasantes y espectadores, un rito sobrecogedor, el hombre en contacto directo con el fuego. Nadie se quemó. Tampoco nadie se volvió atrás cuando, delante de la alfombra terrible, se enfrentara con el fuego y los temores, tal vez vencidos en un instante, con los ojos cerrados y el espíritu encogido, para llegar, al final, a una explosión de alegría convertida en fuertes abrazos.

martes, octubre 21, 2008

Educación para la ciudadanía

Hace más de un año que se escucha hablar de la asignatura “Educación para la ciudadanía”. Hemos sabido de las objeciones de conciencia de algunos padres, asambleas y manifestaciones, o la guasa de las autoridades educativas valencianas, de impartirla en inglés. Para algunas personas –entre las que me incluyo- el hecho de que las jerarquías eclesiásticas pongan esta asignatura en entredicho, o se rebelen, directamente, contra ella, es ya motivo de apoyo. Pero, no había escrito nada hasta ahora, porque quería informarme del tema, y para ello nada mejor que acudir a la Librería Las Heras y adquirir un ejemplar.
Tengo ante mis ojos una edición del Grupo SM, que debe su autoría al profesor José Antonio Marina. Existe una edición en Internet, pero me siguen gustando los libros de papel. La portada ya apunta maneras. Aparece un callejero con los nombres: plaza de la Conciencia cívica, calle de la Igualdad, avenida de la Justicia, calle de la Libertad, de la Amistad, de los Deberes…
La Unidad 2, por ejemplo, habla de “La resolución inteligente de los conflictos”, y de moral para hacerlo, poniendo como ejemplo cuánto invierte el primer mundo guerras y publicidad, comparándolo con lo que sería necesario para que África pueda sacar la cabeza del hambre y la miseria. Enseña a solucionar conflictos para evitar la violencia en la escuela, etc.
Encontramos cómo alcanzar la felicidad: “Quienes viven en un país muy pobre, o muy inseguro, van a tener más dificultades para ser felices”. Piden a los alumnos que ideen un proyecto para un mundo justo. Proponen debates para pensar juntos. Enseñan que la mujer tiene los mismos derechos que el hombre.
Se acerca a la edad de los educandos, ofreciendo ejemplos de mensajes telefónicos: “La dignidad nos ennoblece a todos. Todos somos dignos de respeto. Pásalo”. Y sin abreviaturas imposibles.
En la Unidad Didáctica 5, “¿Cómo debe ser el buen ciudadano?”, resalta la responsabilidad, la justicia y la solidaridad. Habla de la conciencia cívica, de la igualdad, de la necesidad de motivarse, tomar decisiones, mantener el esfuerzo, consumo responsable, derechos y deberes…
Ponen ejemplos de personajes como Muhammad Yunus, el factótum de los microcréditos. Mahatma Gandhi. Martin Luther King. Teresa de Calcuta. Nelson Mandela. Jorge Luis Borges. Rigoberta Menchú. Peter Benenson, fundador de Amnistía Internacional.
Frases escogidas, como esta de Alce Negro (hombre santo de los sioux). “Todas las cosas son nuestros parientes; lo que hacemos a cualquiera, a nosotros lo hacemos. En realidad todo es uno”.
“La identidad sexual”, ¿será este el tema que disgusta a los padres? Podría ser esto: “La homosexualidad ha sido severamente juzgada durante gran parte de la historia. Y en la actualidad, la legislación de algunos países siguen condenándola. Sin embargo, tenemos la obligación ética de respetar la dignidad de todas las personas, reflejada en la Constitución y las leyes españolas, que prohíben toda discriminación por razón de sexo o de orientación sexual”.
Sobre la “La identidad religiosa”, leo: “La religión es una dimensión muy importante en la vida de las personas. Uno de los derechos humanos fundamentales protege la libertad de conciencia, es decir, afirma que cada persona puede tener la religión que desee”.
En la Unidad Didáctica referida a la familia, explica la diferencia entre familia nuclear, que puede ser monoparental o reconstituidas, es decir, a partir de un divorcio. La función de la familia es reproductora, educativa, afectiva, económica y asistencial.
175 páginas, que he leído con lupa, donde no he encontrado ningún motivo para oponerse a esta Educación para la Ciudadanía, ni para el más exigente, desde mi punto de vista. O sea, sin lugar a dudas, y en cuanto a los partidos que pusieron el grito en el cielo, oponerse por hacerlo, todo lo contrario de lo que es, o debe ser, o significa, una oposición responsable.
En cambio, en la página 41 del periódico El País, del domingo, 14 de septiembre de 2008, Joaquina Prades hace un comentario del manual “Ética”, escrito por José Ramón Ayllón y Aurelio Fernández, editorial Casals. Este manual, según Prades, será el que “miles de escolares de secundaria de colegios católicos privados aprenderán durante dos horas semanales durante el 4º curso de la ESO”. Entre las perlas que destaca, compara el aborto con el Holocausto, afirman que los hijos de los padres separados corren serio peligro de desembocar en “el crimen, las drogas y la violencia”. No se debe recurrir a la reproducción asistida, no se debe uno divorciar, hay que ver a Dios en todas partes y en todas las cosas, hay que rechazar la homosexualidad…
No me extrañará nada saber dentro de unos años, que los niños educados en la Ciudadanía verán el mundo opuesto a los que se hayan formado en el espíritu de la Ética de Ayllón y Fernández, o de cualesquiera otros cuyos postulados se acerquen a los otros.
Lo malo del tema es que los adolescentes no tienen la culpa de lo que los padres hayan elegido para ellos. Y lo peor, que en casa seguirán educándolos en aquello que para ellos han elegido.

lunes, octubre 06, 2008

El poder yanqui hasta en el wáter

En el año 1968, en la plaza de las Tres Culturas de Méjico, los militares dispararon a matar contra estudiantes. Nada nuevo bajo el sol. Años después la escena se repitió en China. Las personas son para los militares de algunos países, lo que las liebres para los cazadores, no tienen más valor, si acaso menos, porque las personas no se guisan con patatas. Los militares son, para los dirigentes que dan la orden de tirar a matar, poco más que una máquina que se programa.
El mundo ha sabido ahora que fueron treinta veces más el número muertos que los certificados por el gobierno mejicano, que debía lavar su imagen ante la proximidad de las olimpiadas. Es más fácil “pasarle un agua” al país que intentar al menos el diálogo para solucionar los problemas. Sale más barato, casi gratis, matar personas. El mundo se ha enterado porque la CIA ha desclasificado documentos. Cada vez que este monstruo inteligente norteamericano desclasifica papeles es para echarse a temblar.
Recuerdo que hace unos años, seis o siete, se desclasificaron unos en los que el secretario de Estado Henry Kissinger, ordenaba, o pedía, no presionar a Pinochet por la violación de los derechos humanos en Chile. El americano de origen alemán recibió el premio Nobel de la Paz en 1973. Una de las mayores vergüenzas del mundo occidental.
¿Dónde no está la CIA? Estuvieron detrás del asesinato de Guevara y del de Allende. Han desestabilizado todos los gobiernos de América del Sur que no les ha cuadrado para sus intereses. En Nicaragua destruyeron la revolución –o política- sandinista para colocar a Violeta Chamorro. Recientemente un ex obispo rige los destinos de Paraguay. Parece ser que EE.UU –será a través de la CIA o sus acólitos- ha enviado dinero para que llegue a presidente a través de ONGs que se habrán sacado de la manga. Podríamos seguir hasta el infinito, porque las injerencias de la primera potencia mundial, muchas a través de la Agencia de Inteligencia, son tan alargadas, como en países se divide la Tierra.
Es una pena que el Gobierno Federal, o el Congreso, o quien sea –empeño de Bush desde luego- hayan utilizado el dinero de todos los norteamericanos para salvar al país de la crisis. Seguro que el pueblo llano es, más o menos, como todos, que deja hacer y vive como mejor puede, ajeno a los tejemanejes de sus dirigentes. Pero un buen varapalo a la clase política y a la económica, les hubiera venido muy bien, y mucho mejor al resto del mundo. Que a esa clase privilegiada se le bajen los humos y dejen de querer liderar y mangonear al resto de países, con el riesgo de miles y miles de muertes –piénsese en Irak- hubiera sido un alivio para todos. Sobre todo para sus vecinos del Sur, a quienes no dejan respirar más que por un poro de cada millón.

domingo, septiembre 28, 2008

La sanidad del sistema financiero

He de confesar que Rodríguez Zapatero como político me cae bien. Él va por el mundo con su traje de solidario, a veces algo despistado, a veces algo idealista –ya tiene a la vicepresidenta y al resto de los ministros que dan el toque rústico unos, sensato otros- y a veces sufriendo por determinadas situaciones, algo que no puede disimular por las bolsas bajo los ojos. Yo que las padezco, sé bien cuál es la causa de ellas.

En ocasiones, no obstante, comete unos deslices que dan al traste con la imagen que, verdadera en parte o en todo, se tiene de él. Hace pocos días se le ocurrió decir que el sistema financiero español era bueno, o saneado, o cojonudo, no recuerdo bien. Y una, como César Vallejo, se queda perpleja y muda.

Sería el embrujo del entorno donde se encontraba, sería el carisma de las personas que le rodeaban, o tal vez el afán de poner a su país por encima de los demás. Porque de no ser esto, no se entiende que un jefe de Gobierno, miembro del Partido Socialista Obrero –OBRERO- Español, suelte por su boca semejante desatino. En qué cabeza cabe que un socialista se jacte de esto, cuando lo que un izquierdista ha de hacer en cuanto llega al poder es socializar la banca. Ya se sabe que esto es poco menos que una utopía, pero llegar hasta a lanzar a los cuatro vientos la sanidad perfecta de la banca española, es una bellaquería. Ya puestos, podría haber aportado datos de lo que ganan en cada ejercicio los Botines españoles

El sistema financiero español es el primer responsable de lo que está sucediendo en este país. Como han de seguir con el régimen saneado, ahora más que nunca a fin de que el presidente pueda alardear de ello, están estrangulando, con prisa y sin pausa, a las empresas españolas y, como últimos y más perjudicados, a los obreros de este país.
¡Si Pablo Iglesias levantara la cabeza! Un presidente de Gobierno socialista largando a los cuatro vientos que los banqueros del país se reparten miles de millones cada año.

martes, septiembre 16, 2008

El abrecartas, de Vicente Molina Foix

Acabo de leer la novela del título arriba indicado. Ha sido a instancias de mi amigo Jaime del Huerto. Cuando me la recomendó le dije que ni hablar, que ya había intentado leer otras dos del mismo autor y no había llegado hasta el final. Pero Jaime, con ese desparpajo que le caracteriza, vino a decirme algo así como que me dejara de pamplinas (es lo que conlleva la confianza), me olvidara de quien la había escrito, y comenzara a leerla. De paso, me recordaba que hace muchos años, en los albores de nuestra amistad, nos propusimos trenzar una historia siguiendo el hilo de las misivas, algo que, como otros proyectos de la vida, quedó en el olvido. Algo más tarde nos lo propusimos mi hermana Luisa y yo, y sucedió lo mismo.

Como casi siempre en sus recomendaciones, mi amigo llevaba razón, la novela no puede dejar de leerse. Él, cuando le gustan mucho, las alarga, pero yo, más impaciente, la devoré.

Por las páginas van apareciendo García Lorca, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Carlos Bousoño, Miguel Hernández y otros que encubrirán, probablemente, a personajes no menos importantes, pero que el autor no habrá querido desvelar. No aparecen directamente, sino mediante otros creados por el autor y que han tenido relación de uno u otro cariz con ellos. Son estos últimos los que van creando una trama que me recordó esa teoría de los seis grados de separación. Un escritor húngaro, por los años veinte, escribió un relato ¿Chains?, en el que trataba de demostrar que cualquier habitante de este planeta está (o puede estarlo) conectado con otro mediante una cadena de sólo cinco eslabones, cada uno de ellos perteneciente a otra persona.

Hacer intervenir, aunque indirectamente, a personajes del relieve intelectual de los citados, requiere un dominio importante de las técnicas literarias, y de la sutileza, ya que, esto mismo, llevado a cabo con falta de maestría, hubiera resultado increíble.

Las relaciones que se enlazan en “El abrecartas” son perfectamente creíbles, tanto por la trama, como por los datos de los personajes conocidos, ya que se corresponden fielmente con las biografías de todos y cada uno de ellos. Las cartas comienzan en 1922, más o menos, y la última está fechada en 1999. Los distintos personajes, firmantes de las cartas, obligan al autor a cambiar constantemente de estilo, dándole a la novela un ritmo rápido, y obligando al lector a volver sobre nombres y apellidos, invertidos a veces por eso de la descendencia.

Por otro lado discurre por los ojos del lector casi todo el siglo XX, con sus peripecias políticas, la larga Dictadura y lo que ello supuso para este país. El lento resurgir, las inquietudes y la lucha de jóvenes que después, alguno de ellos, ocuparía la escena cultural y política, convirtiéndose, en algunos casos, en verdaderos fantoches, o en burgueses orondos, o cambiando la chaqueta de manera indecente.

Molina Foix no se ha resistido a incluir, casi al final de la novela, unas cartas referentes al cine ¿de vanguardia?, en todo caso un cine sólo apto para iniciados. El resto está dirigido “a todos los públicos” que estén medianamente enterados de lo sucedido en las entrañas del pasado siglo. Sorpresas no faltan. Me ha encantado.

viernes, agosto 29, 2008

Muertos del primer mundo, muertos de patera

Hace ya algunos días tuvo lugar el accidente aéreo en Barajas que se llevó por delante a más de ciento cincuenta personas. Terrible. Tanto, como los muertos cada fin de semana en las carreteras, aunque en goteo. Tanto, como los que mueren cada día –cada día- en atentados suicidas en el mundo musulmán. Terrible.

Los muertos del avión de Barajas han contado –supongo que como debe ser- con una cobertura mediática, que a día de hoy todavía no ha finalizado, y que tal vez no lo haga hasta varios días después del funeral de Estado, que tendrá lugar hacia mediados de septiembre. Han dispuesto también –los familiares- de todos los medios al alcance de la compañía aérea, de los distintos gobiernos, central y autonómicos, que no son pocos, tres psicólogos por familia, plazas en hoteles, transporte, hasta el de las Fuerzas Aéreas Españolas. Supongo que como debe ser. De momento, se han aprobado ayudas inmediatas y económicas para gastos de bolsillo, después, cuando se aclare qué motivó el accidente, todos recibirán indemnizaciones millonarias que, desde luego, no compensarán de pérdidas tan terribles. Ha sido un accidente como tantos que cada mes, cada año o cada día, se dan en el primer mundo. Y ese primer mundo ha respondido como es su deber.

Entre la información diaria sobre el accidente de Barajas, hora a hora en las distintas emisoras de radio, permanentemente en canales televisivos de noticias, y varias veces al día en los otros canales, escuché, en la radio, una noticia estremecedora. Había llegado a las costas españolas una patera más, en esta, llegaba una mujer que fue hospitalizada con un ataque de ansiedad, supongo que al borde de la muerte. La causa fue que en el trayecto habían muerto su marido y los tres hijos del matrimonio, uno de ellos un bebé, y ella había presenciado, sin poderlo evitar, cómo los cuatro habían ido a parar al océano, por la borda. No he vuelto a escucharlo. Un instante de empatía, por favor, sólo unos segundos, imaginando esa tragedia evitable. ¿Ya? Mal cuerpo y peor conciencia…

Como dice Leonor, mi hija, es que las pateras no tienen seguro.

El declive ganadero

Mientras en Soria se habla o discute de proyectos faraónicos –como una ciudad de la Salud o algo parecido-, de otros innecesarios –el nuevo polígono en terrenos de los Marichalar-, y aún de otro más, incalificable –la Ciudad del Medio Ambiente-, a los políticos se les va de la mano la esencia misma de lo soriano, y pierde el 66% de los ganaderos de ovino y caprino en los últimos veinte años, por un lado, y deciden no subvencionar a un buen número de apicultores por otro.

Parece ser que se pretende, tácitamente, cambiar la actividad de una sociedad que siempre ha sido agrícola y ganadera, sin que se tenga para ello recambio. Sólo es necesario detenerse a escuchar, ver o leer lo que los políticos castellanoleoneses y/o sorianos proponen y discuten, para darse cuenta de que tienen un complejo profundo para ocuparse de aquello para lo que la tierra soriana está más y mejor preparada: la agricultura y la ganadería.

Todavía reside en estos políticos la idea de que dedicarse al campo es una actividad de tercera –recordemos que pertenece al sector primario-, cuando en realidad se trata de lo más auténtico, primigenio y telúrico a lo que una colectividad puede dedicarse. La única que ha resistido desde la Prehistoria.

De la noche a la mañana es difícil que una sociedad acostumbrada a ser dueños y señores de su tiempo y sus haciendas –grandes o pequeñas- se acostumbren a otra servidumbre que no sea la de la tierra y el ganado, y doblen el espinazo para preguntar al turista si la caldereta estaba a su gusto. Por otro lado, un cierto tipo de turismo, busca en sociedades como la soriana, una combinación de autenticidad profesional –el agro-, paisaje, y ciertas actividades que muestren cómo era y es el trabajo en el medio rural.

Ver rebaños de cabras limpiando el monte –las mejores para eso-, contemplar matanzas del cerdo, observar cómo los buitres se comen –como siempre han hecho- las reses muertas, cumpliendo el ciclo y abaratando gastos en los ganaderos, es lo auténtico y lo razonable. O visitar fábricas de quesos y chacineras, ver un horno de pan comunal funcionando, en fin, esas actividades que el año pasado se hicieron por Tierras Altas.

Lo desastroso es cargarse lo esencial, lo que debería permanecer a poco que se ayudara, porque, por mucho que se empeñen, por muchas casas rurales, campos de golf y restaurantes que haya, si falla lo esencial de Soria, se irá todo al garete antes de lo que creemos.

Buena noticia para Creixell

En tierras sorianas me llega la noticia de que se ha incoado expediente de Bien de Interés Nacional para algunos edificios de Creixell. Ese pueblecito costero tan entrañable para mí, parece ser que dejará de padecer la sangría de la piqueta y pasará a ser un pueblo distinto a los que le rodean en la Costa Daurada, al menos en lo que al núcleo urbano se refiere.

Creixell se merece esa consideración. Ubicado en un altozano desde donde se divisa el mar –a unos dos kilómetros-, el Gorg, y algunos yacimientos arqueológicos que aparecen alrededor de la vía y el mar, su castillo parece que todavía vigila los barcos que rondaban para ver de secuestrar algún cristiano y pedir rescate por él.

El expediente ha llegado algo tarde, pero al menos ha llegado. Todavía quedan casonas de cierto porte, con arcos de medio punto que serán protegidas, como entorno de las tres torres y el castillo. Me alegro profundamente por las personas y asociaciones que han luchado por ello.

La costa, en cambio, no correrá tanta suerte. Parece ser que van a construir un paseo marítimo igual a los dos pueblos que rodean a Creixell, Roda de Barà y Torredembarra, porque el afán de algunos dirigentes políticos es la uniformidad, y siempre, en base a unos criterios de supuesta mayoría. ¿Ello supondrá “cargarse” el Gorg?

Médico de cabecera, médico de familia, médico rural

Hace ya algunos años, Diego Rafael Cano García, médico, escribió unas historias sobre su experiencia en el medio rural, se titulaba “Tierras de San Pedro”. Siempre que puedo menciono este libro porque me impresionó las peripecias que debían vivir los médicos rurales en zonas como la de San Pedro Manrique, con caminos por donde sólo podían transitar las mulas o caballos, alejados unos de otros, y con nevadas que borraban los caminos. Pero allí estaban ellos, abnegados y respetados como si de la primera autoridad de la provincia se tratara, obsequiados con algún humilde chorizo de la matanza, o una docena de huevos.

En familias más pudientes de los grandes pueblos o capitales, contaban con su médico de cabecera, respetado igualmente, que se desvelaba por sus pacientes, les visitaba a diario si la enfermedad revestía gravedad, siempre previo pago de su importe. Aunque como esto de la medicina tiene mucho de vocación, esos mismos médicos tal vez atendían también hospitales para pobres o a pacientes que no podían pagar los honorarios.

En la actualidad tenemos una sanidad pública, accesible a todos, y unos facultativos llamados médicos de familia. Quiero referirme especialmente a este último grupo y a Soria, y más concretamente al equipo humano que forman el doctor Javier Gancedo, la doctora Maribel Granado, la doctora Bona, y la ATS (me gusta más llamarla enfermera) Mónica. No sé –ni me importa- si tenían obligación de actuar como lo han hecho, el caso es que ellos han conseguido que nuestra madre muriera exactamente como ella quería: en casa y atendida por sus hijas. Puede parecer una cosa pueril, pero la dignidad de los últimos días de la vida de una persona, y el cumplir lo que esa persona deseaba ha sido, para mis hermanas y para mí, cuestión de conciencia y de amor.

El equipo humano del doctor Gancedo han pasado muchos ratos a la cabecera de su cama, la han visitado sin que se lo pidiéramos (y también cuando lo hacíamos), han procurado que no sufriera, le han dado ánimos y afecto, y ella, que confiaba ciegamente en el doctor Gancedo, se ha ido pensando que él le iba a traer de EE.UU. una medicina que combatiría eficazmente el virus que sospechaba tenía.

Muchas gracias.

viernes, julio 04, 2008

El Manifiesto contra la discriminación del Español

Me pregunto si los firmantes del Manifiesto contra la discriminación del Español consideran que tanto Catalunya, como el País Vasco, y Galicia forman parte de España –y lo considerarán, pues sospecho que casi todos serán nacionalista españoles-, por qué no hablan de castellano en lugar de hacerlo de español.

En Catalunya el castellano ni está enfermo ni discriminado. Y lo escribo porque lo vivo y lo sé. Los niños se pasan cinco o seis horas al día, cinco días a la semana, durante ocho meses al año en las escuelas. Eso vendrá a ser, a ojo, el 18 o 20 por ciento de su vida, el resto transcurre en sus casas, con sus familias, hablando el idioma que sea. Si ese veinte por ciento de sus vidas aprenden catalán, o vasco, o gallego, pues eso que ganan, cultura y dominio de idiomas.

Sí está amenazado el castellano, pero no en el sentido que apunta el manifiesto. Más que amenazado, está en la UCI en algunas zonas de la España castellanoparlante. Y en cuanto al lenguaje usado por jóvenes y mayores, en teléfonos móviles, la gramática, en sus cuatro partes, ha sido completamente destrozada.

Por cierto, ¿quién desea apoyar nada donde estén Sánchez Dragó y Jiménez Losantos? Pues no demasiadas personas. Al buen Delibes, ya muy mayor, le habrán dorado un poco la píldora para que les de brillo y esplendor.

¡Pobre castellano, cuántas desfachateces se cometen en tu nombre y cuántos tunantes se lucran a tu costa!

viernes, junio 27, 2008

Espejón, el mármol de la Corona

El martes, 23 de junio, había caído una buena tormenta por Pinares. Agua que había lavado el monte del polvo de la carretera y empapado el suelo de las hierbas aromáticas, haciendo que el perfume de ellas nos fuera acompañando. Al aspirar fuerte, el ozono se nos metía por la nariz y la boca abriendo las vías respiratorias. Hace años decíamos “huele a ozono”, no sé si el ozono baja y huele, pero sí recuerdo unos botes de plástico con un líquido dentro, verdoso, en cuya superficie se leía “Ozonopino”, y que servía como ambientador doméstico.

Iba a Espejón a contarles a los miembros de la Asociación de Jubilados algo sobre cocina soriana. Mejor sería decir que acudía para que ellos me contaran cosas de Espejón y siguieran alimentando mi necesidad de saber sobre el mundo rural. Me acompañaba mi amiga-hermana Isabel, quien se habrá inspirado para escribir algún hermoso relato.

Para llegar a Espejón hay dos caminos, el más cómodo es por San Leonardo, pasar Hontoria y tomar una carretera que conduce a Navas del Pinar y Espejón, ocho kilómetros de camino rural, curvado, pero hermoso como el mes de junio en Soria. Caballos en Navas y canteras en una pared del ancho valle, mármol real y sacro que luce en palacios, catedrales e iglesias. Mármol de Espejón, con eso basta.

Sus habitantes viven encantados en este pueblo llano, alrededor de la Iglesia, más cerca de Burgos que de Soria. Son amables, orgullosos de pertenecer al mundo más auténtico de todos, el rural. Han abierto recientemente un hotel, y cuentan con tres o cuatro bares donde poder reunirse a echar una cerveza fresquita.

Luciano Ovejero nos regaló, a Isabel y a mí, un recuerdo de Espejón que él mismo hace para colocar los lápices, con madera de pino. Saturnino Pascual nos dio una separata de la Revista de Soria para que conociéramos un poco más las tradiciones de su pueblo. El presidente de la Asociación –cuyo nombre, pese a habérmelo apuntado no recuerdo- quería pagarnos los sobadillos que compramos en la panadería. Y de eso quiero decir algo ahora, de la panadería de Espejón.

Cuando hacía con mi querido Mario San Miguel el espacio de fin de semana “A vivir Soria”, y recorríamos los pueblos, nos fijábamos, siempre, en las panaderías de aquellos en los que todavía persistían. Recomendábamos siempre, y ahora lo vuelvo a hacer aquí, que se entrara en ellas y se adquirieran todos los “elaborados”, tecnicismo éste que a Mario le hacía mucha gracia.

Pues en Espejón está viva y coleando la Panadería Fernando. Compramos lo que tenían esa tarde, españoletas y sobadillos. A cual más bueno, más tierno, más sabroso, más exquisito. Me quedo, por aquello de la sorianidad, con los sobadillos, que no llevan más ingredientes que manteca, masa de pan, harina y azúcar glass, pero tan en su punto de textura y sabor, que obligan a volver sólo para comprarlos.

sábado, junio 21, 2008

Barca (Soria) princesa de la campiña

Hace unos días me dirigía a Barca para asistir a la presentación de la revista TRAZOS. El camino de Almazán a Barca tiene para mí, desde hace unos años, especial significado. En su recorrido situé “Al otro lado del puente”, y lo vivo intensamente, pues a él dediqué muchas emociones y unas vivencias que hice mías, las que no lo eran, y creé las que supuse que les hubieran gustado vivir a los protagonistas.

Al margen de estas sensaciones tan íntimas, objetivamente, el camino hacia Barca es una belleza compuesta (más concretamente ese día en que el cielo dio un respiro) por vegetación de ribera que crece con las raíces alimentadas por las aguas del río Duero adivinado, campos de regadío y monte bajo, con todos los tonos del verde, interrumpidos por las flores de las cunetas y un campo de amapolas que crecía enfrente de la vieja estación de Barca. Y el cielo de Soria, azul y blanco, cubriendo la delicadeza de un paisaje de donde uno no querría irse.

Al entrar a la villa de Barca me dije que sus habitantes, en lugar de agricultores, se dedican al oficio de jardineros. Creo no equivocarme si digo que Barca es el pueblo mejor cuidado de la provincia. Debe ser el pundonor de sus habitantes, con Juanita Garzón al frente, el motivo que les lleva a mantener el pueblo, sus casas, sus calles, sus jardines y sus entornos, como si fuera su propia casa, presta para el visitante y para ellos mismos, limpia y presentable, acogedora. No me extrañaría que alguien me dijera que en Barca se limpia hasta el rollo jurisdiccional.

Como acostumbro, fui a dar un paseo hasta la ermita, a la que se accede por un paseo empedrado, y traté de ver, a través del ojo de la cerradura, qué sencilleces guarda su interior, sin conseguirlo. La próxima vez pediré la llave, pensé como siempre. A través del césped mullido llegué hasta el lavadero recién restaurado, una mezcla más que considerada de vetustez de la piedra de sillar de la fuente, y techumbre moderna del propio lavadero, que irá cogiendo la pátina del tiempo. Han hecho un merendero alrededor del conjunto, y pensé, una vez más, que Juanita lucha por conseguir lo que quiere y ha hecho de Barca el pueblo más limpio y mejor cuidado de todas nuestras tierras.

Cuántas consejas, canciones, picardías, redioses, penas y alegrías, habrán visto y escuchado las piedras del lavadero, y cuántas se habrá llevado el agua, junto con el jabón. Qué pueblo tan bonito, qué gente tan amable, y qué tierra esta de verde y azul.

viernes, junio 13, 2008

La huelga de camioneros

Estoy esperando con verdadera ansiedad que la Dirección General de Tráfico nos de a conocer datos de la incidencia de la huelga de camioneros, o de transportistas, que viene a ser más o menos lo mismo. Pero no esos que cada hora, en cada informativo, por todas las cadenas de televisión y emisoras de radio nos ofrecen, o machacan. Me refiero a otros datos: la comparación de los accidente en carretera, con muertos incluidos, comparando los de otros años por las mismas fechas. Todo hace pensar que, si esos datos se dan, no vendrán ni de la DGT ni del Ministerio del Interior, o del que corresponda.

No se trata de culpabilizar a los camioneros, son conductores y hay de todo. Pero sólo es necesario oír o leer las noticias, para comprobar que en la mayoría de los accidentes hay uno de ellos implicado, quien, por cierto, resulta ileso en casi todos. Ellos, y los niñatos machitos con volumen discotequero en coches tuneados. Por distintas causas.

Como el resultado es de muerte, alguien tiene la culpa de todo esto, o de parte de ello, porque si bien un accidente es eso, también es cierto que muchos pueden evitarse. Los seres humanos como tal, a nuestro libre albedrío, nos equivocamos con constancia machacona. Allá cada cual en su individualidad. Pero cuando se trata de muertes, los que tienen que poner coto y freno a ello son los cargos públicos, a quienes se les paga –y muy bien- para que actúen como diosecillos protectores y empleen los dineros en evitar estas y otras acciones –o accidentes- que cuestan la vida de miles de personas al año.

No van a dar los datos de manera oficial, porque saben que en cuestión de tráfico no han ahondado en el problema buscando la solución que ya tienen en otros países europeos, que no es, ni más ni menos, el que los vehículos pesados circulen por unas vías, y el resto por otras. Es caro, pero más caro resulta las pérdidas de vidas humanas.

Los distintos gobiernos que se han hecho cargo de este país desde que comenzara a ser industrial y rico, se han dedicado, además de a cerrar los ojos al diseño de vías sólo para camiones, a cargarse el ferrocarril, ideal para según qué transportes. Y siguen ellos empeñados en que convivamos en autopistas, autovías y carreteras, unos y otros, padeciendo, en ocasiones, verdadero terror.

Es triste que los ciudadanos no quieran darse cuenta de una puñetera vez de esto, aunque les haya tocado perder familiares en el asfalto. Las multas y retiradas de puntos y carné, están muy bien para los niñatos descerebrados, para los propietarios de todoterrenos –como el que causó la muerte de no sé cuántos ciudadanos en Andalucía hace poco-, que como saben que a ellos no se les mueve ni el flequillo, van aterrorizando a los propietarios de coches normales y menos contaminantes. Pero los vehículos pesados necesitan otras vías, o el transporte otra manera de hacerlo.

viernes, mayo 30, 2008

La trashumancia, ese monumento de nuestra historia

No es tema baladí el de la Trashumancia. En realidad es una parte de la Historia que se remonta a la Biblia –entendida como tratado histórico- y llega hasta nuestros días. Trashumar animales en busca de pastos ha marcado la idiosincrasia de los pueblos, ha traspasado el sedentarismo, ha conseguido que reyes y gobiernos legislaran a su favor, ha llenado los archivos de legajos, muchos títulos de nobleza fueron otorgados a propietarios de rebaños, y otros nobles contaban por miles las cabezas de su propiedad. Ha marcado la fisonomía de los caseríos, montes y dehesas. La forma de la organización social y familiar se consolidó por y para el ir y venir de los animales. Además, las miles de cabezas recorriendo de norte a sur y de sur a norte los pastos, hacían una labor de limpia de montes que evitaban los incendios, sobre todo cuando lo que se trashumaba eran cabras.

El hecho de reunir a los animales dispersos por los pastos de verano, miles y miles; conducirlos por cañadas, cordeles y veredas, hacia los pastos de invierno; la perfecta organización de las personas encargadas de hacerlo; el conocer las enfermedades de los animales, distinguir las plantas que pueden curarlos o envenenarlos; saber hacer frente a los peligros, día tras día, noche tras noche; la comida especial para el largo viaje, los utensilios para transportarla, las canciones, las costumbres que bajan y suben, todo lo relacionado con la Trashumancia, en fin, forma parte de un mundo que nada tiene de cerrado, pero sí de casi perfecto.

La Trashumancia, a día de hoy, debería ser un monumento ambulante, protegido, subvencionado con todos los medios posibles por parte de los distintos gobiernos, desde la Comunidad Europea, a las autonomías.

En esta sociedad donde lo que prima es el consumismo, la cultura del ocio, el hipotecarse de por vida, el mundo virtual, lo accesorio por lo fundamental, se subvencionan cosas tan absurdas, tan irrelevantes, casi siempre para lucimiento personal, que omitiré por prudencia, pero que sólo con acudir a las hemerotecas produce escándalo. En cambio se pone todo tipo de trabas para que el venerable oficio de trashumar se pierda para siempre. Se han ocupado vías pecuarias y descansaderos, se contempla el paso de los rebaños, por los urbanitas incultos, como una molestia, como algo propio del mundo rural, entendido éste como caduco y trasnochado, en el mejor de los casos se ve como algo exótico e innecesario.

Sin hablar de la esencia misma de la Trashumancia, que es el ofrecer a los humanos el mejor producto para su alimentación. Cualquier ser medianamente educado, sabe que no es lo mismo comer unas chuletas de cordero, un frito de cabrito o un chuletón de ternera que se han elaborado a base de hierbas aromáticas, setas y demás frutos de los pastos, que ingerir proteínas que han llegado a ser a base de piensos.

jueves, mayo 22, 2008

El polígono de la discordia

“El primer hombre a quien, cercando un terreno,
se le ocurrió decir esto es mío y halló gentes bastante simples para creerle
fue el verdadero fundador de la sociedad civil”.

Rousseau. “Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres” (1754)

Había decidido no comentar nada sobre política soriana, pero a veces es imposible mantener las teclas quietas. Hace unos días vi el programa “Más Madera”, de Canal-4, y el propósito de oír, ver y callar se ha ido al garete. En primer lugar debo felicitar a José Luis Bravo por su forma de manejar el debate, que tenía tela y ya venía con etiqueta de difícil. Además de él, estaban los tertulianos Villanueva y Santamaría, y el invitado, Alvaro Marichalar.

Me sucedió como con las distintas filosofías. Desde que al primer pensador se le ocurrió que contemplando, o sea, practicando un ocio físico con las neuronas alertas, podían ocurrírsele pensamientos productivos, a priori, y hasta soluciones a los problemas, cada prócer del amor a la sabiduría ha lanzado axiomas y plasmado observaciones que han cautivado a todas las generaciones. Y una se quedaría con un poco de cada, a veces hasta con una y la contraria.

Villanueva dijo que estaba en contra de la propiedad privada. Yo también. Supongo que tanto él como yo no nos referimos a una de ochenta metros cuadrados en el aire, que tantos sudores cuestan a los trabajadores. Se referirá, como Rousseau, a la cerca de hectáreas y más hectáreas. Pero, ese hombre que primero dijo “esto es mío y halló gentes bastante simples para creerles”, fue, como dijo el francés, el primero que creó la sociedad civil. Y como estamos en esa sociedad, metidos de lleno, y como las distintas desamortizaciones (en realidad sólo una que duró más de cien años en varias etapas) no fueron perfectas, como todo, pues estamos en esa sociedad civil. Eso significa que todas las hectáreas de “El Cabezo” tienen dueño, y como tal, derecho a defender la propiedad privada, venga de cuando venga y de como venga.

Dicho esto ¿realmente es necesario otro polígono industrial en Soria? Unas opiniones dicen sí, y otras no. Personalmente, no tengo ni idea, pero según deduje hay todavía suelo industrial en Soria, en el Polígono de Las Casas, donde por cierto, el contencioso entre Ayuntamiento y propietarios ha durado años y lo que coleará. Parece ser también, que no se blindó la expropiación y posterior venta de parcelas, y algún listo especuló a fondo con ellas. Pero eso ya es cosa sabida, los buitres, cuando ven posibilidades, vuelan bajo.

Si la respuesta a la necesidad de suelo industrial fuera sí, ¿por qué precisamente cerca del Duero? Da igual de quien sean esos terrenos, es lo mismo que sean del Común de Vecinos, de la Iglesia, o de los nobles. Ese, con todos los respetos, no es el sitio desde el punto de vista de muchas personas. Cuando se planteó, hace años, el salto del Duero, algunos sorianos pusieron el grito en el cielo, y con razón, aunque desde una perspectiva puramente aséptica, es mucho mejor saltar el Duero para hacer viviendas que para construir naves industriales. Y no porque afecte a Numancia, que no afecta, mapa Geográfico y Catastral a 1:25.000 en mano, pero Soria no es sólo Numancia, y sí afecta a otros entornos. No es sitio para polígono industrial, lo diga quien lo diga.

Parece ser que el problema de fondo es que la Junta de Castilla y León quiere invertir no sé cuántos millones. ¿Tan estancos son los departamentos que esa cantidad no se puede invertir en otros menesteres? Hasta los niños les harían proyectos para invertir. Sólo hay que fijarse en las entradas a Soria. En la avenida de Valladolid –a donde se accede desde las carreteras de Burgos y Valladolid- todavía hay naves de un antiguo polígono. Desde Logroño se encuentra el polígono de Las Casas. Si, en cambio, se accede desde Zaragoza, nos encontramos con la enorme boca de la cantera de la Sierra de Santa Ana. ¿Qué tal hacer pantallas vegetales bien tupidas?

¿Tampoco se ha fijado nadie que muchos pueblos de alrededor de la capital tienen polígonos industriales, sin industria? Ese es el verdadero problema, no hay industria.

domingo, mayo 11, 2008

Hasta siempre, Mónico

“La vida es tan corta que no da para más. Hasta siempre, compañeros”. Eso puede leerse en la esquela del señor Mónico Vicente García. Pienso que lo dejó escrito él, pero si no es así, las hijas han acertado, igual que lo han hecho sus compañeros del Partido al cantar la Internacional antes de la incineración y al leer poemas de Machado, también Mónico se ha marchado “ligero de equipaje”.

Sólo hablé con él una vez, hace pocos días, por lo tanto, humanamente, no puedo opinar por mí misma. Hay, no obstante, un dato objetivo, sólo he escuchado hacia él –y no después de muerto- palabras de alabanza. Alguien, medio susurrando, también ha dicho “era muy comunista”, como si eso fuera algo reprochable. Han dicho que era honesto e íntegro. ¡Casi nada! En una sociedad donde lo que prima es el dinero, él vivió toda la vida en su modesta casa de la Barriada. Entre energúmenos que cambian de chaqueta según cálculos de probabilidades para ocupar más cómodos sillones, él se mantuvo siempre fiel a su Partido Comunista, diciendo a quien quisiera escucharle, que de esa agrupación habían salido siempre las mejores consignas para luchar contra el fascismo.

Honestidad y Honradez y Valor. Porque hay que tenerlo para, en una ciudad castellana y levítica de los años sesenta y setenta, luchar por el sindicalismo, luchar por las libertades, y exponserse a ser detenido, como sucedió varias veces, la última en 1972, cuando fue condenado a tres años de prisión.

Entre niquelado y niquelado de su taller de la calle Numancia, Mónico Vicente y sus correligionarios preparaban el camino, desbrozaban los obstáculos para que otros, después, pudieran transitarlo libremente. Hombres y mujeres de una sola pieza, que se quebraban pero no se doblaban. Y junto a esos hombres como Mónico, seguro que había una gran mujer que le solucionaría los problemas cotidianos mientras él era encarcelado una y otra vez, sólo, únicamente, por defender las libertades.

Participó en la sociedad aportando su experiencia y su buen hacer, siendo secretario de CCOO –el primero de Soria tras ser legalizado-, siendo concejal del Ayuntamiento de Soria por el Partido Comunista, y creando la Asociación de Vecinos de la Barriada, donde fue tesorero. Y al final de su vida seguía viviendo en la misma casa humilde y sencilla, decorada con una foto del Guernika y un cartel del Partido.

Digno ejemplo. “La vida es tan corta que no da para más”. Hasta siempre, Mónico.

lunes, mayo 05, 2008

El mundo es de ellos

Con cualquier excusa es posible escuchar las voces de algunos maduros y sesudos componentes de esta o cualquier otra sociedad, preguntarse “pero ¿los jóvenes qué quieren?”, recientemente, con el tema de la Apostasía en Soria, además de esta pregunta he escuchado la aseveración “tendrán poco trabajo y se aburrirán”. A decir verdad estos comentarios se han dado casi siempre en todas las generaciones y pueden deberse a que el hombre tarda en asumir su condición de mortal, o si la asume a edades digamos acertadas, desea perpetuarse de todas las formas y maneras posibles. Me recuerda la letra de una canción de Serrat, “nos dejan sus herencias, nos marcan un sendero, nos dicen lo que es malo, lo que es bueno”. Si los pocos decididos de cada generación hubieran hecho, como los otros, obedecer ciegamente a sus mayores, todavía estaríamos asando las liebres con pellejo en hornos de cenizas.

El presente es de todos y el futuro de los jóvenes, quienes, a su vez, tendrán que dejarlo a los de la siguiente generación. Parece que cuesta entender esta evidencia. La sociedad española de posguerra, levítica, miedosa, preocupada más por el vecino que por ellos mismos, no debe seguir sirviendo de ejemplo, y los jóvenes hacen muy bien en sacudírsela de encima cuanto antes. Esa sociedad, que en la actualidad puede establecerse con elementos entre los ochenta y los cincuenta años, ha sido, en general, el fruto de una España que comenzó con la masacre de la guerra y continuó con Franco y sus secuaces. Con una estética de procesiones, brazos incorruptos unos y en alto otros, palios cubriendo al dictador, películas con clasificación en las puertas de las iglesias, burgueses panzudos que rezaban el rosario por las tardes y acudía a los burdeles por las noches, y actos similares tan poco edificantes.

Unos luchaban y otros se dejaban vivir. Los que destacaron enfrentándose al régimen o a sus policías (que no siempre lo eran), no se les ocurre ahora preguntar qué quieren los jóvenes, ni cuestionarse el modelo con que cortan sus pelos, ni las tijeras con las que rompen sus pantalones. Los que se dejaban vivir ya es otro cantar. Querrían servir de modelo para toda la eternidad.

Ser joven en Castilla puede que sea más difícil que en otros lugares. La sociedad envejecida, los prejuicios, las convecciones sociales, suponen un obstáculo para seguir adelante con sus reivindicaciones. No se aburren los jóvenes. Conozco a muchos, hablo con ellos, les envidio, trabajan mucho y se responsabilizan de actividades y asociaciones. No siguen el ejemplo de las anteriores generaciones, porque no tienen modelos para esas reivindicaciones. Van más allá de las subvenciones y el precio de la remolacha. Miran más lejos, mucho más, de lo que miraban sus mayores.

Eso quieren los jóvenes, vivir su propia vida, tener derecho a que se les reconozca lo que reivindican, ser un grupo más dentro de la sociedad que les ha tocado vivir, y si pueden en algo aportar ideas que superen viejos conceptos y barran para siempre enquistados prejuicios, mejor que mejor. Forman parte de la sociedad, ese colectivo de jóvenes, millones, tienen el mismo derecho que otros colectivos.

El mundo es de ellos. Nosotros lo único que debemos procurar es dejárselo en las mejores condiciones posibles, porque estos jóvenes y los siguientes, y los otros, se van a encontrar con la tierra hecha una mierda, gracias a sus ancestros. A ver si nos enteramos de una vez que estamos de paso y que nada nos pertenece, todo lo más unos metros cuadrados colgados en la altura, que también acabará convertidos en escombros. Eso el que los tenga.

lunes, abril 28, 2008

Apostasía

El sábado, 26 de abril, en la plaza de San Clemente, tuvo lugar la primera reunión encaminada a informar sobre la Apostasía. Allí, Iván Aparicio, Lucía, y otros jóvenes que forman parte del grupo promotor de este movimiento, informaron en directo y repartieron los impresos que habrá que cumplimentar y portar a la Casa Diocesana.

La convocatoria, según los pasquines repartidos, está abierta “a personas (cristianos, ateos, agnósticos, creyentes…) que no comulgan con la actuación o los dogmas de la Iglesia Católica”.

El 1º de Mayo, a las 17 horas, en la plaza de San Clemente, habrá una celebración y se concretará la marcha, al día siguiente, 2 de mayo, a partir de las cinco, hacia la Casa Diocesana, para entregar los documentos y solicitar dejar de pertenecer a la Iglesia Católica.

Izquierda Unida solicitará del Consistorio una oficina informativa y, mientras se decide sobre ello, mantendrán abiertas las dependencias de su sede a disposición de todos los interesados, los miércoles por la tarde.

Para más información
www.apostasia.es
apostasia.soria@gmail.com
Teléfonos: 687592975 y 676104323

domingo, abril 27, 2008

Dignidad y Lucha y… apostasía

La Confederación General del Trabajo sale a la calle, este 1º de mayo, con el lema “Sólo hay un camino Dignidad y Lucha”. Como otros impresos, me hubiera pasado desapercibido de no conocer a las personas que en Soria están detrás de ese lema. Son jóvenes que de verdad quieren luchar por un mundo mejor, que todavía creen que eso no es una utopía. Jóvenes que, mientras eso llega o no, tratan de conseguirlo en asociaciones, todas ellas sin ánimo de lucro, de las que “obtienen” mucho trabajo. Son jóvenes trabajadores, muy trabajadores, que lo mismo ayudan a una familia a encontrar en la cuneta un familiar fusilado en 1936, que organizan, y muy bien, jornadas de la Memoria Histórica, festejan el Día de la República, colaboran en la lucha contra el deterioro del Medio Ambiente o, como se inicia el folleto de convocatoria para este 1º de Mayo: “a pesar de que la realidad se nos impone, nos atenaza y nos supera, seguimos dispuestos a rebelarnos, a exigir y a pelear con todas nuestras fuerzas, siempre defendiendo los principios de justicia social, libertad e igualdad para todas y todos”.

Aprovecharán la manifestación del 1º de Mayo para apostatar en grupo. Estos jóvenes, y quienes les apoyamos, respetamos profundamente la religiosidad de cada cual, y las creencias, por supuesto, pero esta Institución tan poderosa que es la Iglesia está utilizando la costumbre –más que creencia- que ha supuesto y supone para esta sociedad el hecho de bautizar a sus miembros, simple y llanamente para hacer, en su nombre, actividades y manifestaciones con las que la mayoría no estamos de acuerdo, y que a la Iglesia, como tal, no les compete. Las creencias son algo que pertenece al almario de cada cual, por encima de ellas está la constitución de una sociedad basada en valores de libertad, en las que queremos, la mayoría, seguir avanzando, sin zancadillas.

domingo, abril 13, 2008

Tu río, mi río, el río… ¿de quién?

Esto del agua alguien lo tendría que explicar de forma y manera que se entienda, porque en caso contrario va a quedar para siempre como un asunto más entre derechas e izquierdas, y el agua, los ríos, es mucho más que eso.

El río Ebro, por ejemplo, el más “español” de todos, discurre por seis comunidades autónomas, sin que eso signifique que pertenece a ninguna de ellas. De toda la cuenca se va alimentando (hasta convertirse en el impresionante Ebro del Delta), tanto de afluentes como de fuentes y manantiales que alcanzan el nivel freático en la cuenca y, formando arroyos, van a alimentar el caudal principal. Es cuestión de la composición de los terrenos, de la mayor o menor dureza, que la corriente de agua discurra por un terreno o por otro. El agua ha ido, durante siglos y siglos, haciendo su surco, salvando dificultades, como si de un ser humano del Paleolítico se tratara, hasta conseguir las corrientes fluviales que conocemos. Todo esto, ya lo sé, se aprendía antes en tercero de Bachiller, ahora no sé cuándo, si es que lo aprenden.

Desde que el hombre se volvió sedentario, se asentaba cerca de los ríos preferentemente, o de manantiales que, al fin y a la postre, eran también parte de ese río. Después la industria relacionada con el agua, se instalaba también cerca del río: lavaderos de lana, batanes, aceñas, centrales hidroeléctricas, huertos…, todavía no existían ni los embalses, ni los trasvases, a no ser que consideremos así a los desvíos hechos para alimentar el caz del molino.

Todo esto tan elemental, se fue complicando con la estupidez del hombre individual y de las administraciones generales, quienes en lugar de organizarse en un a modo de ciudad-estado, fueron trasladándose a sobre ocupar y aglomerarse en espacios irracionales e irrisorios, convirtiendo villorrios o secarrales en ciudades de varios millones de habitantes. Como los rebaños de ovejas, bien agrupaditos, dándose calor por un lado, y mordiéndose por otro para que le dejen sitio.

Y ya todo vino a complicarlo la sociedad del bienestar, dándole a este concepto un contenido, a mi juicio, equivocado, pues no se puede considerar bueno tener una segunda o tercera residencia en urbanizaciones a varios cientos de kilómetros del hogar principal, a donde se accede o se vuelve de ellas en interminables caravanas, con la angustia de que durante esa semana, les van a descerrajar la casa y llevarse lo que en ella hay de valor. Estas segundas o terceras residencias han de ser abastecidas de agua, algunas tienen piscinas particulares, porque las comunes no son cómodas o suficientes, y en la playa, a cinco minutos, se ensucian los pies de arena.

A todo esto, muy resumido, hay que añadir el sector turismo. Tal y como están organizadas las sociedades europeas, esto del turismo no es ninguna broma. En algún sitio he leído que el sector Terciario de la economía española, dedicado al turismo en buena parte, ocupa casi el sesenta por ciento, mientras que el inmobiliario se queda en el seis por ciento, por ejemplo. Al turista hay que cuidarlo, aunque estoy convencida que vendrían igualmente buscando el sol y la playa, sin que por eso haya que construir miles de campos de golf. Recordaré una vez más que este es un juego de pastores –la gurria- y que ellos lo jugaban en mitad del monte, mucho más divertido y estimulante.

Pero así las cosas, supongo que por años y años, volvamos al río de nadie y de todos. Desde mi punto de vista, y espero que desde el de muchos más, el agua que forma los ríos de la Península Ibérica es de todos, considerando a esta península como una unidad geográfica y hasta geológica. Yendo más lejos, el agua de todo el continente europeo, es de todos los que lo habitan. Como un bien escaso y tan necesario como que sin él dejaríamos de existir, el agua no es de nadie y es de todos.

En algunos aspectos, el hombre moderno ha seguido instalando sus industrias junto al agua, cerca de los ríos, y eso, naturalmente, hay que respetarlo, porque ellos lo han hecho bien. Pero una vez cubiertas esas necesidades, no comprendo como alguien puede seguir considerando el río suyo negándose a los trasvases, siempre que sean racionales, primando las necesidades, lo que llaman “agua de boca”, sobre todo.

La señora Aguirre y su vara de medir la ética

Hace unos días escuché a Esperanza Aguirre decir a un periodista que la ética y la moral del Partido Popular era superior a la del Partido Socialista. Exactamente no recuerdo los elevados conceptos a los que hizo referencia, pero por ahí iban los tiros. De la estética no dijo nada. Cuando la escuché no daba crédito, no porque opine igual o lo contrario, sino porque nadie se había atrevido a lanzar una aseveración semejante, tan contundente y global, en cuanto a la ética de un partido, que por el hecho de serlo carece de ambas virtudes en sí, ya que eso queda para las personas individuales, por lo cual entiendo que los componentes del PP, según la señora Aguirre, son superiores en virtudes que los del PSOE.

De lo que carece totalmente esta señora es de prudencia. Si entramos al trapo y nos damos por enterados de que, según ella, las siglas PP tienen virtudes más altas que las siglas PSOE, le recordaré que el Partido Popular cambió, en 1989, el nombre. Antes era Alianza Popular. AP fue fundada en 1976 por personas que, deseosas de perpetuarse en el poder, entonces como demócratas, se dieron prisa en sacarse un carnet de esos. He aquí el elenco: Manuel Fraga, Cruz Martínez Esteruelas, Federico Silva Muñoz, Licinio de la Fuente, Laureano López Rodó, Enrique Tomás de Carranza, y el más demócrata de todos, Gonzalo Fernández de la Mora. Todos ministros de Franco en algún momento de su “democracia”. Y puesto que el líder de la democracia de España, Francisco Franco Bahamonde, hacía firmar solidariamente a todos sus ministros las condenas a muerte, saquemos conclusiones.

Ahora reconsideremos que el Partido Popular todavía no ha condenado el franquismo, es más, Mayor Oreja lo ha alabado. Se han opuesto a una Ley de la Memoria Histórica descafeinada –y no por ser descafeinada precisamente- y a todas las leyes progresistas que se han aprobado en este país en los últimos cuatro años.

¿Tienen una ética más elevada, según la señora marquesa consorte de Murillo con grandeza de España, por que son más ricos, más católicos, más guapos, mejor vestidos…? ¿Por que su partido lo fundaron próceres como los relacionados líneas arriba? ¿Por qué el PSOE fue fundado por un obrero -¡cómo se atrevería!- como fue Pablo Iglesias? O quizá sea porque los obreros, la masa, el pueblo, vienen de los siervos de la tierra y de las fábricas, como ellos de esferas más altas, y ya se sabe, esa “gentuza” nunca ha tenido más ética que la de llenar la panza con pan y nabos.

¡Esos lapsos, señora condesa!

sábado, marzo 29, 2008

Flecos de un viaje a Colliure


El motivo del viaje, desde Tarragona, antes de volver a Soria, era visitar los últimos lugares del poeta sevillano y los últimos también de unos personajes históricos sobre los que he trabajado durante años, Jaume y Elisabet de Mallorca, esta última personaje principal de mi última novela, aún sin publicar. El poeta y los dos reyes coincidieron en Colliure, con siete siglos de diferencia. ¡Un humanista republicano y unos reyes guerreros juntos en las querencias!

Nada más cruzar la frontera deberíamos haber cogido el desvío a la derecha hacia Colliure, pero nos equivocamos y seguimos unos treinta kilómetros hacia delante. Agradecimos el error. Escuché una vez que algún presidente francés había dicho lo caros que le salían los agricultores, pero que ese desembolso merecía la pena, pues Francia parecía un jardín. Es cierto. Las carreteras secundarias están delimitadas por guardacantones de madera verdosa. Los arcenes aparecen cuidados, sin restos de comida lanzada desde los coches, ni paquetes de cigarrillos vacíos, ni botellas de plástico. Las casas de los pueblos pequeños muestran sus fachadas perfectamente pintadas. Y algo maravilloso, no se ponen nerviosos al volante, por lo que los claxons parecen no existir. Recorríamos, hasta que nos dimos cuenta del error, la ruta del vino. En todas las comarcas vitivinícolas, asociadas en el Mediterráneo con el olivo, las viñas y la tierra que las rodean aparecen tan humanizadas, tan mullidas y tan cuidadas, que parece estemos caminando por el jardín de nuestra casa. Vimos olivos centenarios y otros a los que sólo le habían dejado una copa redonda y perfecta. Parece como si los campesinos jugasen con los cultivos.

Dicen que a un pueblo se le conoce cuando se come su pan y se bebe su vino. Ampliándolo podríamos decir que viajar es, también, comer lo que cocinan, beber el vino que producen y saber cuál es su actividad principal. En cualquier viaje no se puede separar el apartado cultural del festivo o ritual, todo es Cultura. La parte del Rosellón que hemos visitado se dedica, en especial, a la viña, son productores de vino. En Colliure, además, salan anchoas desde hace muchos años, como en La Escala, de Gerona. Tanto unas como las otras, no son esos filetes delgados y muy salados a los que estamos acostumbrados, no, se nota que están elaboradas a mano, todavía les queda en el lomo un tinte azulado, esto, y la sal, en su justa medida, hacen de las anchoas de Colliure, un producto exquisito. La Cultura, tanto de Perpinyà como de Colliure, es tan catalana como francesa. Bailan sardanas, encienden hogueras, muchos hablan catalán y en Perpinyà las calles están rotuladas en este idioma y en francés. Nos sentíamos en casa.

Colliure, Colibre, Puerto libre, apareció ante nuestros ojos como el pequeño pueblo mediterráneo que es, como una enorme postal coloreada, protegido por el robusto castillo y bañado por la mar azulona, oscura, que le da el fondo de piedras casi negras. Mirando esa mar, a unos metros, sola y también coloreada, estrecha, está la casa donde murió Antonio Machado. La rodeamos con emoción, tratando de averiguar cual era la ventana de la habitación del poeta. La casa está abandonada, algunas hojas secas de los plataneros que la rodean intentan entrar en ella. La tierra que rodea a Colliure está plantada de viñas, aterrazadas, mediterráneas, a dos pasos de Pirineo. Rodean también la casa de Mme. Quintana. Colibre es uno de esos pueblos mediterráneos objeto del deseo de cuantas civilizaciones han pasado por su litoral. Y todos, de una manera u otra, le han engrandecido, hasta llegar a nuestros tiempos, cuando sus habitantes, conscientes de la belleza de ese pequeño rincón, han decidido mantenerlo alejado de la piqueta hortera, del ladrillo vulgar, aportando al pasado la elegancia y delicadeza de sus preciosos edificios.

El primer vino que bebimos, en la terraza de uno de los establecimientos del paseo que conduce a la mar (no se puede fumar en ningún establecimiento) fue un Padreils 2006, Colliure, de Les Dominicans, blanco, aromático, bajo de grados. Hicimos alguna pregunta a un señor de ojos azules, boina, botas puntiagudas y decoradas, que parecía salido de la copla de Concha Piquer, Tatuaje. Se rió de nuestra pregunta, no recuerdo cuál era, y la respondió un cubano que estaba junto a él. Era miércoles y no había turismo, la gente, yendo y viniendo de sus quehaceres, vestía como lo hacen con temperaturas de entretiempo, unos con abrigos y a otros en mangas de camisa. El ambiente era una mezcla de hogar e historia, como esas casonas de piedra con los techos muy altos, pero con grandes chimeneas encendidas y sillones mullidos alrededor de ellas.

Bajamos hasta la playa de San Vicens en busca del “sol de la infancia” de Machado. Había que probar las anchoas de Colliure. En una terraza de nuevo, flanqueadas por el castillo construido en los albores de Catalunya por el conde de Roussillò, y al otro lado, cerrando la pequeña ensenada, el campanario de la iglesia que fue faro, redondo, alto, saliendo del agua, ojo avizor señalando puerto y reposo. Allí fue el vino Cotes du Roussillon. Don Brial 2006, medalla de oro París, 2007, con uvas garnacha, malvasía y macabeu, las mismas que utilizan para el blanco del Penedès. Y una bandeja cuadrada con hortalizas, paté de aceitunas y anchoas saladas y en vinagre flojo, regado con aceite de oliva, que también tienen. Agricultura mediterránea, no lo olvidemos.

Las calles de Colliure recordaban a Luisa las de Peñíscola en tiempos, cuando el turismo no había destrozado la villa levantina. En Colliure no han permitido que eso suceda. Las casas de pescadores ya no están, pero en su lugar han hecho un paseo y colocado establecimientos que no desentonan con las casas que les respaldan, de dos o tres pisos, pintadas con los suaves colores de la mar, de los cultivos y de la tierra. El resto de calles son estrechas, empinadas, algunas con escaleras, iluminadas con farolas en forma de quinqués, contraventanas de colores que abren hacia fuera y piedra lisa en el suelo. La calle Fraternité o de Les Estables, muestra ateliers d’art, casas pintadas en rosa, naranja y amarillo, con contraventanas verdes, y al final un arco de piedra que enlaza con otra calle escalonada. Pese a la estrechez y oscuridad de la calleja, sus ventanas y puertas están llenas de macetas con flores. Como la tumba de Antonio Machado, como todo el hermoso cementerio viejo, en el centro del pueblo, muy francesa esa costumbre.

En Francia se cena pronto, aunque sea en Colliure, tan cerca de Catalunya. También se cena pronto en Catalunya. La gente trabaja y se levanta con el sol, en Colliure a las siete está todo cerrado. Hay muchos restaurantes, pequeños, sin bar, la mayoría de ellos con mesitas para dos. Junto al hotel Templarios, donde nos alojamos, hay lo que en España llamaríamos chiringuito. Se llama Maison Annaïc Noblet. Tiene una gran terraza hasta donde llega la humedad de la mar. Ofrecen lo que nosotras llamaríamos crêpes salados y ellos galletas. Gallettes de sarrasin, grandes, cuadradas, hechas con trigo negro, de tradición bretona, dicen. Las sirven abiertas y dentro lo que hayas pedido, desde vísceras adobadas, a patés, huevos, quesos. Exquisitas. Las comimos acompañadas de un vino rosado ecológico, de color rojo pajizo, con regusto a frambuesa madura. No hay que perderse el choucheu, agua miel de miel fermentada.

Dos días después nos costó marchar. Pero debíamos coger el camino de los exiliados a la inversa, atravesar el Pirineo por Le Perthus, donde una moderna pirámide recibe y despide al visitante. Al fin y al cabo todo es lo mismo, Mediterráneo, Ampurdá, Creixell. El mar que nos une. Volveremos.
Colliure y los últimos días de Machado: